Rayos cósmicos harán posible estudiar las entrañas de la pirámide de Kukulcán

Foto destacada: Gaceta UNAM

Científicos de la UNAM están por develar nuevos misterios del interior de la Pirámide de Kukulcán.

 

Aunque la pirámide de Kukulkán, en Chichén Itzá, es uno de los destinos más visitados de México; en realidad poco sabemos sobre ella. Mucho menos, sabemos todo aquello que se oculta en otras estructuras del sitio, y un poco menos sobre una cámara oculta en El Castillo, otro de los nombres que recibe esta estructura, que fue construida sobre antiguos basamentos.

Pero está por cambiar, ya que el Instituto de Física (IF) de la UNAM dio a conocer parte de la forma en que los investigadores trabajan en un proyecto en el que que pretende obtener una “radiografía” de la pirámide de Kukulkán.

Francisco Parra.

Para hacerlo posible, los catedráticos de la UNAM, crearon un proyecto internacional de Muografía para usos Arqueológicos No Invasiva. El investigador y exdirector de esa entidad universitaria, Arturo Menchaca Rocha; y el profesor e investigador de la Universidad Estatal de Chicago (CSU), Estados Unidos, Edmundo García Solís, explicaron que la meta es obtener la imagen de las “entrañas” de la estructura prehispánica conocida como “El Castillo”.

Lo anterior se conseguiría con la ayuda de “detectores de rayos cósmicos”, que van a comprobar la existencia de alguna cámara oculta en la segunda subestructura, por debajo del emblemático edificio.

Francisco Parra.

Esto se creó, luego de que los científicos registraron dos cámaras ya conocidas de la subestructura uno, denominadas del Jaguar y de Chac Mool, y se procederá a explorar el resto de lo que hay debajo de la pirámide de 30 metros de altura.

Así que, los investigadores de la UNAM, en coordinación con especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) utilizarán este sistema de detectores de rayos cósmicos que contiene plástico centellador que produce una señal de luz cada vez que lo atraviesa un muon.

Dicha señal electrónica se digitaliza y se convierte en “números” que se guardan en una computadora y se mandan por internet a las universidades participantes para su análisis. Los rayos que vienen del espacio, mayormente compuestos por núcleos de hidrógeno, representan el 90% de su composición.

Cuando los rayos impactan la atmósfera de la Tierra, desencadenan la formación de otras partículas, entre ellas, los muones, que son las partículas cargadas eléctricamente y de origen cósmico, más abundante en nuestro planeta, según explicó el especialista Arturo Menchaca Rocha.

Estas partículas, conocidas como muones, son fundamentales por su capacidad para ser detectadas y contabilizadas en términos de cantidad, tiempo y energía. Los muones de baja energía son bastante comunes, hasta el punto de atravesar áreas del tamaño de una uña cada minuto a nivel del mar. Este fenómeno permite el uso de muones para explorar irregularidades en estructuras como las pirámides, mediante la detección de cambios de densidad que indican la presencia de cavidades u otros espacios internos.

Gracias a esta técnica, es posible realizar estudios de densidad en grandes estructuras sin necesidad de intervención física invasiva, abriendo nuevas vías en la arqueología y la geofísica.

Mientras esta tecnología avanza, la posibilidad de descubrir secretos antiguos o comprender más profundamente la geología terrestre utilizando partículas provenientes del espacio exterior se hace cada vez más tangible. Esta técnica ya fue aplicada en la pirámide de Giza, en Egipto, hace poco más de medio siglo, y por la propia UNAM en la pirámide del Sol, en Teotihuacán.

En la actualidad los instrumentos se han reducido en tamaño y es posible colocarlos en un espacio pequeño, como alguno de los dos túneles de la famosa construcción maya.