Dos retratos infantiles pintados por Diego Rivera salen a la luz

Fotos cortesía de Galeria Schoelkop

Estos dos nuevos retratos de Diego Rivera forman parte de una colección privada de Estados Unidos.  

 

Diego Rivera es un artista reconocido en todo el mundo, gracias a los fascinantes murales que creó. La creación de 1922, que fue un encargo del entonces secretario de educación de México, José Vasconcelos, es el primer mural desarrollado por el artista y uno de los más increíbles y valorados del artista. Cuando se trata de murales, todos son bien reconocidos. Pero no se sabía nada de estas pinturas tempranas del autor.  

Se trata de dos retratos infantiles firmados por el renombrado pintor mexicano Diego Rivera, que evocan el periodo Post Revolucionario mexicano, y se encuentran exhibidas, hasta el 5 de abril, en la galería Schoelkopf de Nueva York; después de pasar décadas en manos privadas.

Los dos cuadros se llaman, ‘Niño’ y ‘Niña sentada con rebozo’. Ambos son de 1929 y formaron parte de la exposición de 1931 que el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) dedicó al modernista mexicano y también se incluyeron en su gran retrospectiva en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México, en 1949.

En estos cuadros, el maestro Rivera atrae la atención hacia el gesto triste de los niños de ojos grandes y piel oscura que posan en entornos rústicos: el primero, sobre una sábana y con turbante rosa, se lleva la mano a la boca, y la segunda, sobre una alfombra, mira fijamente con las comisuras de los labios hacia abajo.

La directora de la galería, Alana Ricca, explicó a EFE, que las obras fueron adquiridas a principios de la década de 1930 por los galeristas Erhart Weyhe y Carl Zigrosser, que llevaban la prominente galería Weyhe de Nueva York, dado el “gran interés” que había en la época por el modernismo mexicano.

El experto en arte James Oles, autor del texto de la exposición en la Schoelkopf, señala que los niños son de familias obreras e indígenas y que “representan a los futuros beneficiarios de la Revolución” con una “solemnidad que quizás subraya la dificultad de la vida trabajadora en la que han nacido”.

“Para Rivera, estos niños vinculaban el pasado distante de México con su futuro proletario”, señala, recordando que el muralista realizó en total unos 70 cuadros de niños mexicanos, solos, en pares, con sus madres o con familiares ancianas, y que tuvieron “gran demanda” en el mercado.

Finalmente, en la exposición, también se pueden ver dos cuadros de un pintor menos conocido, Manuel Rodríguez Lozano, de temática similar: ‘Maternidad’, el que una mujer amamanta a su bebé, de 1927, y ‘El corrido’, en el que un grupo de personas cantan, de 1926, una de sus obras más complejas entre las pocas que se conocen.

Es un artista que guardó distancias con Rivera en la vida y en el arte, y a quien se atribuye un estilo melancólico más que político, aborda en esa obra “temas clave posrevolucionarios” con referencias a la historia, antropología y cultura popular, de las que hace una “abstracción elegante y modernista”, comenta Oles.

“Decimos que (estas obras) han sido redescubiertas porque han estado con los descendientes de la familia compradora desde entonces”, señaló la directora de la Schoelkopf, quien agregó que “es la primera vez que el público puede ver” los dos cuadros de Rodríguez Lozano.

Por cierto, los cuadros están a la venta al público, con precios que pueden variar, por supuesto, desde los 225 mil dólares hasta el millón de dólares.