Devuelven a la vida sahumadores prehispánicos hallados en Garibaldi 

Foto destacada INAH

De los 13 sahumadores hallados, 5 se han logrado reconstituir completamente.

 

En un orden que evocaba las trecenas de los 20 signos del tonalpohualli, el calendario ritual mexica, un equipo arqueológico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) encontró una excepcional ofrenda de 13 sahumadores en un predio próximo a la Plaza Garibaldi, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, los cuales son restaurados en por profesionales de esta institución de la Secretaría de Cultura federal.

En el Laboratorio de Bienes Muebles Arqueológicos, de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), se atiende este conjunto cerámico, el cual colocó una familia mexica como parte de un ritual de clausura, en algún momento del periodo del contacto español, entre 1521 y 1620 d.C.

Fracturados por el paso de los siglos, mediante un proceso minucioso, el equipo de conservadoras-restauradoras, encabezado por la especialista Teresita López Ortega, ha logrado reconstituir cinco de los 13 sahumadores, uniendo cada una de sus partes: desde la cazoleta, cuyas acanaladuras representan el quincunce que marca los rumbos del universo mesoamericano, hasta el colorido cuerpo serpentiforme.

Como parte de un registro puntual para determinar su estado de conservación, las piezas fueron objeto de análisis de reflectografía ultravioleta y espectroscopía infrarroja, revelando que el ahumado presente en los mangos y cazoletas es una huella de uso por la quema de resinas, como copal, entre otros materiales.

Asimismo, se colocaron en microscopio electrónico de barrido para conocer la composición mineral de la cerámica y la policromía, la cual es resultado de las técnicas de pre y postcocción. La restauradora López Ortega detalla que se observó un enlucido fino blanco, con alto contenido de calcio, sobre el cual se aplicaron pigmentos azul, negro, rosa y amarillo, estos dos últimos apenas se observan, pues fueron afectados por el contexto anegado del que se extrajeron.

Además, son notorios los trazos en negro de diminutos rombos y círculos que simulan las escamas y el vientre del ofidio, detalles a los que se suma el cascabeleo que emiten las más de 120 esferas de barro contenidas en el mango de los sahumadores.

Estas piezas fueron descubiertas en dos niveles: en el primero, estaban 10 vasijas y cinco sahumadores, con orientación oeste-este; en el segundo, había siete sahumadores, en sentido norte-sur, refiriendo en conjunto a los cuatro puntos cardinales; en un contexto de rito de clausura del espacio, correspondiente a una vivienda del barrio tenochca de Cuepopan. 

 “A través de este tipo de hallazgos, podemos vislumbrar la complejidad y continuidad de aquellos procesos fundamentales dentro de la cosmovisión mexica, hasta los primeros años del periodo virreinal”, señala la arqueóloga Becerra Amezcua, quien espera que las piezas puedan formar parte de una exposición.

A fin de devolver unidad visual a las piezas, se llevó a cabo la reintegración cromática, para cuyo proceso se aplicaron pigmentos minerales aglutinados mediante pinceles de cerda natural, y puntillismo como técnica para diferenciar la intervención. Una vez concluido, se elaboran cajas de polipropileno con placas de Ethafoam, recubiertas de Tyvek, para su protección y adecuado almacenaje.


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