Su nombre es Xin Xin y es uno de los tres únicos pandas del mundo que no pertenecen a China. Pero estos pueden ser los últimos días de la historia de amor de medio siglo de México con los pandas.
En 2018, un año después de mudarse a Ciudad de México desde su Venezuela natal, el fotógrafo Alejandro Cegarra visitó el Zoológico de Chapultepec. Mientras paseaba por la vasta extensión de 16 hectáreas de parques y exhibiciones de vida silvestre, se sorprendió al descubrir un exuberante recinto de pandas. ¿Un panda en Ciudad de México?
El encuentro le llevó a la década de 1970, cuando México reconoció en las Naciones Unidas la autoridad de China sobre Taiwán. Pronto, otros países latinoamericanos siguieron su ejemplo, y China regaló dos pandas gigantes (Ailuropoda melanoleuca), Pe Pe y Ying Ying, al zoológico mexicano en 1975. Su llegada desató una fiebre panda: canciones pop, dibujos animados y monedas conmemorativas que celebraban a los pandas se incrustaron en el tejido cultural del país.
Hoy, Xin Xin, nieta de los dos pandas superdotados, es la última de su especie en América Latina y una de las tres únicas en el mundo que no son propiedad de China. A sus 35 años, está a cinco de igualar el récord de vida de un panda en cautividad. Pero por ahora no hay ningún plan para reemplazarla. Puede que estos sean los últimos días de la historia de amor de medio siglo de México con los pandas.

“Es un panda olvidado”, dice Cegarra. Aunque los habitantes de Ciudad de México siguen visitando a la mayor estrella del zoológico, las últimas décadas han transformado la ciudad en un centro de atracciones y entretenimiento: grandes conciertos, carreras de autos de Fórmula 1 e incluso la Copa del Mundo se jugará allí en 2026. En medio de esta abundancia de distracciones, Xin Xin ha pasado a un segundo plano.
Desde finales de la década de 1950, China ha regalado pandas gigantes a diversos países en señal de amistad y alianza diplomática. China ha utilizado pandas en sus relaciones internacionales posiblemente desde el siglo VII, cuando la emperatriz Wu Zetian envió dos osos, probablemente pandas, a Japón. Esa tradición terminó en 1984, cuando China cambió sus protocolos y empezó a alquilar los pandas en arrendamientos de 10 años. En la actualidad, los zoológicos paganos hasta un millón de dólares al año por cada pareja de pandas, y cualquier cría nacida en el extranjero se considera propiedad china y debe ser devuelta.
A sus 35 años, Xin Xin, la última panda gigante del Zoológico de Chapultepec, se convirtió en protagonista de un homenaje entrañable: su imagen quedó impresa en un cachito de la Lotería Nacional. La iniciativa, respaldada por el gobierno de la Ciudad de México, conmemora la vida de esta especie emblemática y la historia compartida entre México y China.

