El Pedregal de San Ángel es una reserva natural ubicada en el sur de la Ciudad de México, en la zona que se cubrió de lava con la erupción del volcán Xitle hace unos dos mil años. Se trata de una de las áreas protegidas más importantes dentro de nuestra ciudad, un espacio que alberga especies de plantas y animales endémicos, muchos de ellos en peligro de extinción.
Los pedregales se caracterizan por estar ubicados en zonas donde ha habido una erupción volcánica reciente (en términos geológicos). Sus suelos rocosos y porosos permiten el escurrimiento del agua de lluvia a capas profundas del subsuelo, manteniendo a las especies vegetales y animales que los habitan en sequía la mayor parte del año.
El Pedregal de San Ángel es hogar de unas veinte tipos de orquídeas, un santuario de esta especie de plantas. También es hogar de varias suculentas, hongos, del matorral conocido como “palo loco”, y de varias especies de copales y hierbas.
Entre los animales endémicos del Pedregal de San Ángel se encuentran varios colibríes, como el zafiro oreja blanca, pájaros carpinteros, chapulines, escarabajos, mariposas, murciélagos y algunas especies de zorro, entre muchos otros.
Tristemente, el 90% del Pedregal de San Ángel se ha perdido en los procesos de urbanización de la Ciudad de México; el 10% restante es hoy una reserva que se encuentra dentro de la UNAM. A pesar de ser una zona protegida, el Pedregal se encuentra seriamente amenazado por la tira de basura y la introducción de especies ajenas, como eucaliptos y pirules, e incluso perros y ratas.
El Pedregal de San Ángel no solamente es uno de los espacios naturales más bellos que pueden visitarse en nuestra ciudad, un pequeño oasis dentro de la enorme mancha urbana, es también un tesoro que todos nosotros debemos aprender a cuidar.
Twitter de la autora: @imissmaria
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