Los años bisiestos existen como una especie de ajuste que se hace cada cuatro años, pues en realidad, un año dura exactamente 365.24 días, es decir, 365 días, 5 horas y 48 minutos. Esto resulta en un desfase, y en la necesidad de aumentar un día al año cada cuatro años, el 29 de febrero.
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Este día “extra” ya estaba contemplado en el calendario de los antiguos romanos (en el cual se aumentaba un día entre el 23 y el 24 de febrero) y en el gregoriano, en el que se instauró la existencia del día 29 de febrero cada cuatro años. Por su extrañeza, el 29 de febrero se presta para un sinfín de mitos, supersticiones, leyendas y, también, ajustes. Por ejemplo, quienes nacen en 29 de febrero normalmente celebran su cumpleaños los días 28 en los años no bisiestos, pero en algunos países lo celebran el 1 de marzo.
En la tradición británica, el 29 de febrero se conoce como Bachelor’s Day (Día de los Solteros), en el que es permitido que la mujer pida matrimonio al hombre. Si éste llegara a rechazar la propuesta, en tiempos antiguos, tenía que comprar un vestido de seda a la mujer, mientras que en épocas más modernas, un abrigo de piel (en el caso de Irlanda); y en Inglaterra, el hombre tendría que darle un nuevo par de guantes a la mujer rechazada. Esta costumbre surge de una leyenda que cuenta que en el siglo V, Santa Brígida acordó con San Patricio (ambos santos patrones de Irlanda), que aquel sería el único día en el que era permitido a una mujer proponer matrimonio al hombre.
En algunos países como Escocia, el día 29 de febrero es de mala suerte, algo así como el viernes 13. Para los griegos, por ejemplo, casarse en un año bisiesto traerá mala fortuna a la pareja, más aún si la boda se celebra en un 29 de febrero. En varios países europeos, este día es el día de San Osvaldo, nombrado así por ser el aniversario de la muerte del arzobispo de ese nombre, el 29 de febrero de 992 d. C.
Otro dato curioso en torno a esta fecha es que Cristóbal Colón utilizó el eclipse lunar (y las supersticiones que los indígenas de América tenían con respecto a este fenómeno) que ocurrió en el año bisiesto 1504, para convencer a los nativos de cooperar con él.
Es posible afirmar entonces, que el 29 de febrero tiene una calidad de día fantasma, pues se trata de una fecha que aparece y desaparece ocasionalmente, y da cabida a toda clase de creencias, supersticiones y tradiciones…
Twitter de la autora: @imissmaria
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