El Palacio Nacional tiene una historia que se remonta a los tiempos prehispánicos. En este lugar se encontraba el Palacio de Moctezuma Xocoyotzin, que fue destruido durante la Conquista de Tenochtitlán y en su lugar se construyó un gran palacio para que viviera Hernán Cortés.
Esta edificación fue vendida por su hijo Martín Cortés a la Corona en 1562, quien lo adquirió para construir las instalaciones para la administración del Virreinato de la Nueva España. El primer virrey en habitarlo fue Luis de Velasco y el último Juan O´Donojú quien llega a la Nueva España cuando Agustín de Iturbide acababa de consolidar la Independencia de México en 1821.
En este momento el palacio es entregado a Iturbide quien encabezó el primer Imperio Mexicano de 1821 a 1823 bajo el nombre de Agustín I. Es aquí que el recinto comienza a ser llamado Palacio Imperial. A la caída de Iturbide se firma la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1824. El Congreso decretó que todos los lugares que tuvieran la designación de “imperial” fueran sustituidos por “Nacional” y por ello el Palacio adopta el nombre que tiene en la actualidad.
Después de cuarenta años de luchas internas entre centralistas y federalistas fue sede del poder del Segundo Imperio Mexicano entre 1863 y 1867 dirigido por Maximiliano de Habsburgo.
Tras el fusilamiento de Maximiliano, el palacio se convirtió en residencia del entonces presidente Benito Juárez, quien falleció en este lugar víctima de una angina de pecho en 1872.
En este palacio también vivieron Santa Anna, Guadalupe Victoria y el último presidente que lo usó como residencia fue Porfirio Díaz, quien terminó de rehabilitar el Castillo de Chapultepec para habitarlo.
Hoy en día es la sede del poder ejecutivo federal, en él se realizan diversos actos como la celebración del grito, desfiles militares, mensajes de la presidencia, recepción de jefes de estado, entre otros eventos.
Leave a Reply