Una dosis de fotografías que retratan la belleza de las montañas mexicanas

“En mitad de la laguna salada se asienta la metrópoli, como una inmensa flor de piedra […]”; cercada por un “espacioso circo de montañas”, nos dice Alfonso Reyes sobre la estilizada locación geográfica del Anáhuac, o la Ciudad de México, que afortunadamente se encuentra en un valle, rodeada de estridentes cerros, montañas y volcanes, pero también custodiada por un basamento acuoso que alguna vez fue un exorbitante lago.

Bajo esta grandiosa premisa, habremos de considerar que la geografía y geología mexicana son un poema visual trazado bajo el horizonte, un paisaje del que cadenas rocosas y ondulaciones verdosas nos regalan un recuerdo valioso de lo que estamos hechos; porque si bien se pronuncia, hasta los mismos hombres somos minerales. Basta evidenciar los que se encuentran en lo profundo de nuestras montañas para enorgullecernos de nuestra geogonía –el origen de nuestra tierra pero también su transformación (y a la vez la nuestra)–, que a través de los años ha sabido permanecer como un hermoso espectáculo de la naturaleza mexicana. 

En casi cualquier zona de la Ciudad de México se pueden avistar cerros, montañas o volcanes, pero muy probablemente nunca te has detenido a pensar en sus nombres. Anteriormente te desglosamos una lista de topónimos de las montañas y volcanes que rodean la Ciudad de México, hoy, y a manera de recordatorio visual que maravilla, te mostramos algunas fotografías de las cadenas montañosas que se desglosan en y al rededor de nuestra ciudad:

 

 


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