Las películas mexicanas que causaron impacto este año, y que han generado sentimientos encontrados en audiencias nacionales e internacionales.
El fin de año parece ser el momento oportuno para ver cine nacional. En esta ocasión, queremos recomendar a cuatro directores que mostraron sus películas en Cannes, el Festival Internacional de Cine de Morelia y otras plataformas a lo largo del año, y que el público chilango espera ansioso poder verlas: Las Tinieblas de Daniel Castro, El sueño del Marakame de Federico Cecchetti, Tiempo sin pulso de Bárbara Ochoa y Tenemos la carne de Emiliano Rocha. Cuatro filmes que están en boga por el poder de conexión que obtuvieron con el público y el sello autoral que lograron impregnar en sus piezas.
Es importante destacar que estos trabajos cinematográficos son obras de directores jóvenes que, aunque son muy distintos entre ellos, tienen una visión similar. Todos retratan personajes que buscan la libertad, que quieren encontrarse con ellos mismos y confrontarse con su familia.
Las Tinieblas
Una historia que funciona a través de un elegante flujo de información, y poco a poco nos hace cercanos a la trama. Su director Daniel Castro nos adentra en un mundo post-apocalíptico, en donde en una cabaña aislada en el bosque viven Argel, sus dos hermanos y su padre. Cuando el hermano mayor de Argel desaparece comienza una búsqueda, que lo llevará a descubrir los secretos que se esconden. Cabe destacar que en esta cinta la atmósfera es un fuerte elemento narrativo, que nos habla de lo que no estamos viendo, lo oculto y lo misterioso. Esto nos sumerge en una atmósfera asfixiante e inquietante.
Las Tinieblas es una de las películas de ciencia ficción más interesante que han surgido en los últimos años. Tiene una fuerza impresionante que no le permite al espectador quitar los ojos de la pantalla. Además, la producción, la fotografía y el diseño sonoro crean un universo emocional en conjunto y convierten a esta obra en una experiencia profunda y con sentido humano.
El sueño del Marakame
Opera prima de Federico Cecchetti que nos muestra un mundo lleno de misticismo y búsqueda espiritual en el que vive Nieri un adolescente Huichol que emprende un viaje junto a su papá, hacia La Ciudad de México, un lugar el que, aunque no lo sepa, al joven se le revelará su destino. En esta película la visión autoral está construida a partir de los símbolos de la naturaleza, y el interés de parte del director de adentrarnos en una ficción, con tintes de documental, que exploran el autoconocimiento, la sanación y el empoderamiento del espíritu. El sueño del Marakame nos recuerda que las raíces espirituales están en uno mismo.
Tiempo sin pulso
Esta es la primera película de la cineasta Bárbara Ochoa. Una autora que logra consolidar en esta pieza personajes fuertes y complejos. Tiempo sin pulso es una obra que funciona emocionalmente por el poder de contención trabajado a lo largo de la narrativa. En esta cinta los detalles están en todos lados; dentro del diseño de producción, en el decorado de los espacios, en el formato, los encuadres y por supuesto en la acertada elección de reparto.
Tiempo sin pulso nos cuenta la historia de Bruno un joven que transita el duelo de la pérdida de su hermano y conoce a su primera novia, que lo hace cuestionarse acerca del deseo y el amor.
Esta cinta tiene la capacidad de hacerte sentir parte de la historia, y realmente te permite lograr una identificación emocional con la situación y con cada personaje. En palabras de su propia directora, esto no podría quedar más claro: “Me entusiasma contar historias de personajes en los que todos nos podemos ver reflejados. Personajes complejos y contradictorios inmersos en momentos de quiebre en los que requieren tomar decisiones importantes.”
Tenemos la carne
“Tenemos la Carne es una película que es una carta de amor al cine y a sus posibilidades. Es como una especie de isla en medio de la noche dónde todavía es posible soñar.” dice Emiliano Rocha, un joven director mexicano que ha logrado desarrollar un sello personal en sus trabajos.
Esta película nos ubica en un México post-apocalíptico donde un par de hermanos deambulan por la ciudad en ruinas buscando comida y refugio. Se topan con uno de los últimos edificios en pie donde un hombre les hace una peligrosa oferta por sobrevivir. Durante la película, se desarrolla entre ellos una relación que saca los más oscuros deseos y perversiones, la crueldad y la violencia se ligan en una manera intrínseca, y Emiliano expande los límites de los géneros cinematográficos.
Leave a Reply