El Parque La Pagoda se inauguró desde 1942, pero fue hasta la década de los 80 que adquirió un aspecto japonés.
La realidad es que esta ciudad es tan cosmopolita, y alberga a tantas distintas comunidades del mundo, que encontrar auténticos rincones de diferentes países es algo habitual alrededor de la urbe.
Tal es el caso de la cultura oriental, que se hace presente en lugares como el Barrio Chino del Centro Histórico, restaurantes hindúes con menús tradicionales y el Pabellón Coreano de Chapultepec. Pero si un sitio en específico destaca del país del Sol Naciente, es el Parque La Pagoda en Coyoacán.
Su nombre oficial es Parque Masayoshi Ohira, pero antes de hablar de su aspecto actual, resulta imprescindible aludir a sus orígenes.
En lo que solía ser un grande campo de golf, tras culminar la Revolución Mexicana, se comenzó a construir la colonia Country Club al sur de la Ciudad de México. Ángela Alessio Robles fue la encargada del proyecto, el cual se concibió para albergar las residencias de los actores más célebres de la Época de Oro del cine mexicano, al tratarse de una zona muy aledaña a los Estudios Churubusco.
En esta colonia se inauguró un parque en 1942, por el entonces regente de la ciudad, Javier Rojo Gómez. Sin duda la característica más emblemática de aquel parque era una pagoda, lugar que fungía como oficina de bienes raíces del barrio (es por este motivo que hoy por hoy se sigue conociendo como el Parque La Pagoda).
Cabe mencionar, que el parque contaba con ciertos detalles japoneses, como un lago, un laberinto y un pozo. Lamentablemente, la famosa pagoda se incendió en la década de los 70. Y fue hasta 1980 que su nombre oficial le fue otorgado, gracias a la visita de Masayoshi Ohira, primer ministro japonés. La visita fue muy importante, pues se trataba del primer político de ese cargo que venía a México. Aquel viaje marcó importantes relaciones entre ambas naciones, motivo por el cual se bautizó el parque con su nombre.
El lugar se adornó para que fuera un rincón japonés, en medio de una de las colonias más bellas de la época en la ciudad. Sin embargo, el parque pasó por una etapa de deterioro, al ser mal cuidado y poco mantenido.
Pero el año pasado, se organizó la reapertura del Parque Masayoshi Ohira, evento en el cual estuvo presente el nieto del primer ministro japonés. Tras una ardua remodelación, actualmente el parque es uno de los sitios más acogedores y bellos del sur de la ciudad. Entrar a él es como escaparse por unos momentos al oriente. Entre puentes, estructuras, lagos, peces y piedras, el Parque La Pagoda es un auténtico pedazo de Japón en la ciudad.
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