En México no sólo se celebra el año nuevo, también se llama a los dioses prehispánicos.
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Aunque el tiempo es relativo, en muchos países del mundo la gente estará pendiente del reloj, y cuando las manecillas estén cerca de avisarnos que el 2021 ya se convirtió en 2022, será inevitable repetir aquellos rituales que dan esperanza, en el futuro que está por venir. En México, la gente hace lo propio, y la celebración del año nuevo en este país es diferente y genial, dos adjetivos que definen muy bien lo que somos, y que se pueden ver reflejados en los ritos ancestrales que se usan en distintas comunidades para darle la bienvenida a lo nuevo. En distintas regiones de la República, las costumbres de año nuevo provienen de los conocimientos ancestrales que dejaron las civilizaciones antiguas, y a pesar de que muchos pueblos prehispánicos no usaban el mismo calendario, se adaptaron a los tiempos que impuso La Colonia y empezaron a festejar el nuevo ciclo en fechas parecidas a occidente, casi siempre de diciembre a febrero. A continuación, dejamos una lista con las tradiciones que algunos los mexicanos siguen para celebrar el año nuevo. Es importante aclarar que las costumbres cambian según el pueblo o la familia.
Cambio de bastones
Los huicholes de Jalisco y sus alrededores, aprovechan el año nuevo para cambiar a las autoridades de la comunidad. Esta renovación de poderes se da a través de una vez de una vara sagrada y se acompaña de cantos, rezos y una fiesta que puede durar hasta seis días.
Juguetes de Barro
Fuente: Vanguadia
Para celebrar la llegada de un nuevo ciclo, los zapotecas regalan a los pequeños juguetes de barro que simbolizan lo mejor de su cultura. Muñecas con faldas prominentes para las niñas y jinetes montados en su caballo para los niños.
Mazorcas dibujadas
Los mayas celebran el fin de su año solar en diciembre, con una ceremonia en la que se quema copal, se tocan en los tambores melodías de otros tiempos, y se colocan cuatro elotes de distintos colores hacía los puntos cardinales.
Prender el fuego sagrado
Los purépechas encienden una fogata en honor a Curikaueri, su poderoso dios del fuego. Entre el calor de las llamas, esta comunidad celebra sus raíces e invoca la sabiduría de sus deidades para que el nuevo ciclo esté lleno de buena suerte.
Viaje a los montes sagrados
Cada final de año los otomí se dirigen en peregrinación a la cima de sus montañas sagradas. En el camino recitan cantos, cargan cruces y festejan su legado. En la cima piden agua (elemento sagrado que trae vida) y se entregan a la sabiduría de sus dioses para que los protejan y conserven sus raíces.
Imagen principal: Animal Político
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