La historia de una diosa, que era sumamente importante para los mexicas.
Cihuacóatl era una divinidad mexica, mitad mujer mitad serpiente. Era diosa de la tierra, de la fertilidad y los partos. Aunque de manera difusa está directamente asociada con la muerte. Su templo, Tlillan, representa las propiedades del inframundo y del vientre materno.
Esta diosa era también muy conocida por ser la de patrona de las mujeres que mueren al dar a luz, ya que ella fue la primera mujer en tener un hijo y por esto era considerada protectora de los partos y en especial de las mujeres perecidas por ello. Con sus poderes, ayudaba y guiaba a los médicos, a los sangradores, a las parteras y a los cirujanos.
Patrick Johansson asegura en su artículo Tlahtoani y Cihuacóatl: lo diestro solar y lo siniestro lunar en el alto mando mexica, que “en términos onomásticos esta diosa es tan inasible como su realidad religiosa. Además de Cihuacóatl, es Quilaztli, Coatlicue, Coyolxauhqui, Malinalxóchitl, Huitzilincuatec y Yaocihuatl, según los contextos míticos y rituales”. Como Quilaztli fue la que molió los huesos que Quetzalcóatl trajo del inframundo permitiendo así la creación de la humanidad.
Se dice también que esta versátil deidad, fue madre de Mixcóatl, al que supuestamente abandonó en una encrucijada de caminos. Cuenta la leyenda, que de tanto en tanto Cihuacóatl regresa frecuentemente para llorar a su hijo perdido, pero en el lugar sólo halla un cuchillo de sacrificios.
A raíz de estos relatos es de donde muchos investigadores concuerdan que puede tener su origen la famosa leyenda de la Llorona. Después de la llegada de los españoles la historia de Cihuacóatl se fue transformando poco a poco. Durante la época colonial, comenzó a hablarse de una mujer que vagaba por las calles después del toque de queda, llorando y gritando por sus hijos.
Por otro lado, en el libro la Visión de los vencidos, de Miguel León Portilla, donde se recogen los presagios que los mexicas recibieron de sus dioses antes de la llegada de los españoles, se dice que la diosa Cihuacóatl 10 años antes de la llegada de los españoles había previsto la desgracia que le caería al pueblo mexica; por lo que empezó a hacer sus apariciones en el antiguo lago de Texcoco donde lloraba y gritaba desconsoladamente por la tragedia venidera. “Hombres extraños vendrán por el oriente y sojuzgarán a tu pueblo y a ti mismo; y nuestros dioses serán humillados por otros dioses más poderosos.”
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