Salvador Novo (1904-1974).
Ensayista, dramaturgo, historiador y poeta, Salvador Novo López fue parte del grupo de artistas e intelectuales conocido como Los Contemporáneos —al lado de Xavier Villaurrutia, Carlos Pellicer, Jaime Torres Bodet y José Gorostiza, entre otros—, uno de los grupos intelectuales más fascinantes que ha dado nuestro país. La voz y la obra de Novo, potentes y belicosas, dejaron una huella indeleble en las letras mexicanas y también lo hizo también su excéntrico personaje, que se conoce por haber sido abiertamente homosexual en una época en la que no existía una apertura al respecto.
Sus primeros acercamientos a las letras fueron al lado de su amigo Xavier Villaurrutia, a quien conoció en el tercer año de preparatoria y con quien fundó las revistas Contemporáneos y Ulises. Novo comenzó la carrera de leyes, pero poco tiempo después la abandonó para estudiar Lengua y literaturas italianas en la Universidad Nacional Autónoma de México.
En 1941, Salvador Novo se mudó a Coyoacán donde, poco después, habría de crear un centro cultural que existe hasta hoy llamado La Capilla. Otra de sus grande pasiones fue la cocina y hasta el día de hoy es posible ir a dicho centro cultural, donde también se encuentra el Teatro El Vicio, y comer en el restaurante La Capilla, cuyos platillos provienen del recetario personal del escritor.
Su prosa es hábil y dotada de una ironía muy propia que roza con lo pícaro y, al lado de su poderosa poesía, representa uno de los legados literarios más valiosos de nuestras letras.
A continuación algunas citas provenientes de la obra del gran Salvador Novo…
“Junto a tu cuerpo totalmente entregado al mío, junto a tus hombros tersos de que nacen las rutas de tu abrazo, de que nacen tu voz y tus miradas, claras y remotas, sentí de pronto el infinito vacío de su ausencia.”
“Pero si tengo un hijo
haré que nadie nunca le enseñe nada.
Quiero que sea tan perezoso y feliz
como a mí no me dejaron mis padres
ni a mis padres mis abuelos
ni a mis abuelos Dios.”
“Si una nube lejana me saluda, si hay un ave que canta, si una muda y recóndita brisa inmola el desaliento de las rosas, si hay un rubor de sangre en la imprecisa hora crepuscular, yo me conturbo y tiendo mi sonrisa.”
“En ti mi soledad se reconcilia para pensar en ti.”
“Mi ofrenda es toda tuya en la simiente que secaron los rayos de tus soles.”
“Amar es este tímido silencio
cerca de ti, sin que lo sepas
y recordar tu voz cuando te marchas
y sentir el calor de tu saludo.”
“Amar es percibir, cuando te ausentas, tu perfume en el aire que respiro, y contemplar la estrella en que te alejas cuando cierro la puerta de la noche.”
“Pero este cuerpo tuyo es un dios extraño
forjado en mis recuerdos, reflejo de mí mismo
suave de mi tersura
grande por mis deseos
máscara, estatua que he erigido a su memoria.”
“Entre tu aurora y mi ocaso, el tiempo desaparecía y era nuestra y era mía sangre, labio, vino y vaso.”
“Amar es este tímido silencio
cerca de ti, sin que lo sepas,
y recordar tu voz cuando te marchas
y sentir el calor de tu saludo.”
“Un año más sus pasos apresura
un año más nos une y nos separa
un año más su término declara
y un año más sus límites augura.”
“Hoy no lució la estrella de tus ojos. Náufrago de mí mismo, húmedo del brazo de las ondas, llego a la arena de tu cuerpo en que mi propia voz nombra mi nombre, en que todo es dorado y azul como un día nuevo y como las espigas herméticas, perfectas y calladas.”
“Este perfume intenso de tu carne, no es nada más que el mundo que desplazan y mueven los globos azules de tus ojos, y la tierra y los ríos azules de las venas que aprisionan tus brazos.”
“Pienso, mi amor, en ti todas las horas
del insomnio tenaz en que me abrazo;
quiero tus ojos, busco tu regazo
y escucho tus palabras seductoras.”
“¿Cómo será posible que nada te conmueva, que no haya lluvia que te estruje ni sol que rinda tu fatiga?”
“Para escribir poemas, para ser un poeta de vida apasionada y romántica cuyos libros están en las manos de todos y de quien hacen libros y publican retratos los periódicos, es necesario decir las cosas que leo, esas del corazón, de la mujer y del paisaje, del amor fracasado y de la vida dolorosa, en versos perfectamente medidos, sin asonancias en el mismo verso, con metáforas nuevas y brillantes.”
“El arte-creación sólo decae cuando decae el espíritu.”
“Mis manos te han olvidado
pero mis ojos te vieron
y cuando es amargo el mundo
para mirarte los cierro.”
“Lo menos que yo puedo
para darte las gracias porque existes
es conocer tu nombre y repetirlo.”
“Miro la vida con mortal enojo;
y todo esto me pasa, dueño mío,
porque hace una semana que no cojo.”