De cuando Lázaro Cárdenas legalizó las drogas en México en 1940

El breve lapso de tiempo en que la drogas fueron legales en el país.

El general Lázaro Cárdenas fue nuestro presidente de 1934 a 1940

, quien durante el último año de su mandato ordenó legalizar las drogas y abrir dispensarios en los que médicos suministraban dosis a los adictos en el marco de un tratamiento para que superaran su dependencia. Este relato lo escribió el periodista e historiador Froylán Enciso, en su libro Nuestra historia narcótica: Pasajes para (re) legalizar las drogas en México. El problema de esta magnífica iniciativa, novedosa para México a mediados del siglo XX, fue que Estados Unidos amenazó al gobierno de Lázaro Cárdenas con suspender el comercio de medicinas y al mandatario mexicano tuvo que desistir de esa política. La venta y la compra de pequeñas cantidades de drogas, incluida la marihuana, la cocaína y la heroína, fueron efectivamente despenalizadas. Los delincuentes a pequeña escala fueron liberados de la cárcel y de las clínicas de adicción a las drogas de la ciudad. Los agentes de policía redujeron drásticamente los arrestos por delitos de drogas y se establecieron media docena de dispensarios en Ciudad de México. Algunos periodistas mexicanos conservadores pensaron que con la medida se corría el riesgo de provocar una ola de delincuencia en el país. Pero la mayoría la consideró un gran éxito. A mediados de marzo de 1940, al menos 1.000 adictos asistían a los dispensarios diariamente a comprar pequeñas dosis controladas de cocaína y morfina bajo supervisión médica y a valor de mercado. Al vender las drogas de mejor calidad, de manera controlada y a precios mucho más bajos, la medida truncó el comercio ilegal. La morfina del gobierno se vendía a $3,20 pesos el gramo. En la calle, la misma cantidad de heroína costaba entre $45 y $50 pesos. Además, estaba muy diluida con lactosa, carbonato de sodio y quinina. Un gramo puro probablemente costaba cerca de $500 pesos. Esos precios socavan los distribuidores: los traficantes de Ciudad de México perdían $8,000 pesos al día. Sin embargo, antes de que pasaran seis meses, la legislación fue anulada. El 7 de junio de 1940, el gobierno declaró que la escasez de cocaína y morfina debido a la guerra impedía que el plan funcionara. El mes siguiente se introdujo de nuevo la antigua legislación punitiva de 1931. La legalización mexicana fue una creación de un hombre: Leopoldo Salazar Viniegra. Fue un médico de formación, estudió psiquiatría y neurología en Francia antes de regresar a México. En 1938 fue puesto a cargo del Hospital de Drogadicción de Ciudad de México. Durante los siguientes dos años, Salazar escribió una serie de artículos académicos y participó en entrevistas de prensa que no solo criticaban el status quo prohibicionista, sino que también establecían el marco para un mejor sistema. Argumentaba sobre los peligros de la marihuana eran muy exagerados. Revisando sistemáticamente los estudios médicos sobre la sustancia, señaló imprecisiones, rumores y aplicaciones erróneas de los datos. Además se burló de la posición de los doctores estadounidenses ante la droga, que aseguró que estaba basada en citas erróneas de la poesía inspirada por el hachís del poeta maldito Charles Baudelaire. Salazar también presentó su propia investigación sobre el tema llevada a cabo durante siete años entre una amplia gama de pacientes, incluidos drogadictos, locos, un puñado de colegas médicos y políticos desprevenidos e incluso su sobrino de 9 años, que una vez había fumado por equivocación uno de sus cigarrillos con marihuana. Salazar argumentó que la drogadicción debe tratarse como un problema de salud pública y no como un delito. Además hablaba sobre el comercio ilegal, y sus consecuencias: corrompía a la fuerza policial mexicana, a la que se le pagaba para proteger a los grandes comerciantes de drogas, y aumentaba los precios, forzando a los usuarios a cometer delitos. Harry Anslinger, jefe del Buró Federal de Narcóticos, agencia predecesoras de la DEA, puso punto final al experimento mexicano. Apenas cinco días después de la introducción de la ley, el departamento de Estado de EE.UU. invocó las enmiendas de 1935 a la Ley de Importación y Exportación de Estupefacientes. Las enmiendas le permitieron a EE.UU. establecer un embargo de exportación de narcóticos como la morfina y la cocaína cuando considerara que los objetivos de un país no eran ni médicos ni científicos. Aunque el Ministerio de Asuntos Exteriores de México intentó argumentar su caso alegando que el experimento estaba funcionando y era ciertamente más eficiente que el sistema punitivo anterior, Anslinger y el departamento de Estado permanecieron desafiantes. En mayo de 1940, todas las exportaciones de morfina y cocaína fueron suspendidas. Sin la cooperación de las compañías farmacéuticas alemanas bloqueadas por la guerra, las autoridades mexicanas se vieron obligadas a renunciar. Hoy en día la legalización de las drogas sigue siendo un tema controvertido. Desde 2006 hasta 2016, se estima que la guerra de México contra las drogas le ha costado la vida a aproximadamente 160.000 personas. En todo el mundo hay voces que instan a que cambie la política frente a las drogas. Los expertos alaban el éxito del experimento de Portugal con la despenalización, mientras que Estados Unidos compiten para recaudar los ingresos fiscales de la marihuana legalizada.