La Narvarte es una colonia que ha sido redescubierta en los últimos años por una oleada de jóvenes profesionistas y artistas que han llegado en busca de un espacio tranquilo, sin pretensiones, donde la vida transcurra más lento y se pueda caminar sin prisas bajo la sombra de los árboles en busca de un café, algún lugar para comer o simplemente por la despensa para cocinar algo en casa. Aunque la zona está llena de restaurantes y cantinas de larga tradición, estos no interfieren en la confortable vida de barrio que el lugar ha adquirido desde su creación.
Muy pocos saben que el nombre de la colonia Narvarte hace alusión al presidente que gobernó Venezuela en 1835, Andrés Narvarte, uno de los primeros hombres en tomar el cargo después de que muriera Simón Bolívar y se desintegrara la Gran Colombia (Nueva Granada -Colombia y Panamá-, Venezuela y Ecuador).
La zona que hoy ocupa el barrio de la Narvarte es el resultado del fraccionamiento de los terrenos que correspondían a la Hacienda de Narvarte y que pertenecieron a Don Eustaquio Escandón hasta los años cuarenta. Entonces, la hacienda que colindaba con las riberas del río de la Piedad (hoy Viaducto) fue seccionada en una retícula de calles ortogonales (norte – sur) y avenidas diagonales, llenas de palmas y bordeadas por edificios funcionalistas, que albergaban los pequeños negocios que alimentaban la vida de la colonia.
La Narvarte ha sido escenario de varias novelas de la “literatura de la Onda”, pues José Agustín y Parménides García Saldaña, sus más famosos exponentes, vivieron aquí y encontraron inspiración en sus caminatas por el barrio.
Uno de los espacios que más curiosidad causan es el cuarto de azotea donde vivió por un tiempo Ernesto Che Guevara, ubicado en un edificio entre diagonal de San Antonio y Anaxágoras. Allí vivió de su trabajo como fotógrafo y luego como médico en el Hospital General aun antes de imaginar, desde la clandestinidad, la posibilidad de una Cuba libre.
Estos son otros de los lugares más emblemáticos de la Narvarte:
Glorieta de Vertiz
Este es el centro alrededor del cual literalmente gira la vida en la Narvarte. Aquí confluyen las avenidas Universidad, Vertiz y Cumbres de Maltrata, rodeando un parque de flores y palmeras que resguardan la fuente, un espacio de paz en medio del tránsito de la zona y del bullicio de restaurantes y cantinas que la circundan.
Torre de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes
Fue hasta mediados de los cincuenta que fue construido el edificio más representativo de la Narvarte, el cual fue en su momento emblema de la modernidad que quería reflejar el gobierno. Como parte de la obra se proyectó la realización de varios murales por parte de Juan O’Gorman (autor del impresionante mural de la Biblioteca Central de la UNAM), Jorge Best, Arturo Estrada y algunos otros de los artistas más prometedores del momento.
Glorieta de Etiopía
Al tiempo que se inauguró la Narvarte fue inaugurada también la glorieta de Etiopía, construida en honor a la visita de Haile Selassie, supuesto descendiente del rey Salomón, último emperador de Etiopía y figura mítica para el movimiento rastafari. En este mismo sitio se construyó el ahora extinto hotel Suites Emperador, lugar donde en algún momento fueron hospedados varios equipos de futbol y por el que pasaron los legendarios Pelé y Garrincha. Actualmente, en el lugar se encuentra el metro Etiopía.
Iglesia de la Medalla Milagrosa
Ubicado en la calle de Matías Romero, el templo de la Medalla Milagrosa fue en su momento una de la obras más vanguardistas del siglo XX, todo gracias a los hermosos espacios concebidos por la genialidad del arquitecto Félix Candela, mejor conocido por crear el Palacio de los Deportes.
Parroquia del Purísimo Corazón de María
Esta iglesia fue construida en terrenos de la hacienda en 1922 y representó todo un reto de ingeniería para la época. Su reciente fama se debe a que en los noventa fue escenario de la película Romeo y Julieta, de Baz Luhrmann.
Parque del Seguro Social (ahora Parque Delta)
El que en sus tiempos de gloria fue el estadio de béisbol más importante de la ciudad, escenario de juegos de Grandes Ligas y de las míticas batallas entre los Tigres y los Diablos Rojos, es ahora sólo un nostálgico recuerdo de lo que antes era. En su lugar se encuentra ahora el centro comercial Parque Delta.
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