Historia, leyenda y vida alberga la iglesia de Santa María la Redonda.
El barrio de Santa María pertenece a la actual colonia Guerrero, y se originó en el barrio prehispánico de Cuepopan (en el camino en náhuatl), uno de los cuatro barrios o campan en que estaba dividida la ciudad de México-Tenochtitlán.
Después de la conquista de México la ciudad se dividió políticamente en tres partes: La traza, que era exclusiva para españoles y las parcialidades indígenas de Santiago Tlatelolco al norte y San Juan Tenochtitlán; que rodeaba la traza y se dividía en 4 barrios que se denominaron Santa María Cuepopan, San Pablo Zoquipan, San Sebastián Atzacoalco y San Juan Moyotla.
Como en cada uno de los barrios indígenas, en la parte central del barrio de Cuepopan se construyó una capilla en 1524 bajo la advocación de María de Nazaret, la cual funcionaba a manera de ayuda de la parroquia de San José de los naturales del convento de San Francisco.
La fundación de estas capillas se atribuye según la tradición franciscana a Fray Pedro de Gante, aunque también otras fuentes atribuyen su fundación a Hernán Cortés o la Segunda audiencia. A finales del siglo XVII fue necesario construir una nueva iglesia, la cual fue concluida en 1677 y fue reconstruida en 1731 y 1735 en estilo barroco.
La rotonda fue construida de modo que logra diferentes efectos de luz en el trascurso del día, lo que constituye una intención estética del barroco, la nave cuenta con poca luz y el ábside contrasta como un espacio bien iluminado gracias a los óculos en la bóveda. Al inicio se llamó colonia Bellavista y de San Fernando, y se formó en el potrero que perteneció al Colegio de Propaganda Fide de San Fernando.
El primer templo que se fundó en el rumbo fue el de Santa María la Redonda, data de 1524 con mejoras notables en 1667 como su rotonda, de allí que se la conozca con el nombre de Santa María la Redonda. Las primeras casas de esta colonia datan de finales de la segunda década del siglo XIX. La demolición de parte del Colegio de San Fernando, que permitió en 1860 abrir el Paseo Guerrero (hoy Eje Guerrero), facilitó el crecimiento de la colonia. En lo que es hoy paseo de la Reforma Norte estuvo el Panteón de Santa Paula, que perteneció a la parroquia de Santa María la Redonda.
En este templo enterraban a los muertos al interior de parroquias, conventos, atrios y criptas, el cual se consideraba “suelo santificado” o camposanto, de acuerdo con las costumbres funerarias de la Nueva España emanadas del medievo. En 1779 se dio la epidemia de viruela que atacó a más de 40 000 personas, por lo que en un intento por sanear el aire de la ciudad, se señaló crear dos camposantos en las afueras de la ciudad.
Para 1784 un arzobispo cedió al Hospital de San Andrés un terreno llamado Santa Paula, cercano a la parroquia de Santa María La Redonda, para que fueran enterrados en él los fallecidos en dicho hospital; la pequeña capilla fue bendecida el 25 de febrero de 1786, y para 1787 se convirtió en un cementerio comunitario y hasta 1836 cuando se convirtió oficialmente en el Panteón General de Santa Paula.
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En ese lugar se sepultaban personas de escasos recursos. Por humildad, ahí se hizo enterrar el primer Conde de Regla, Leona Vicario, doctor Cayetano Andrade, así como a cuatro héroes de la guerra de 1847. También fue última morada del general Melchor Múzquiz, presidente interino de la República (del 14 de agosto al 25 de diciembre de 1832) y de la última virreina de México, María Josefa Sánchez Barriga y Blanco de O’Donojú, quien nunca pisó salones del palacio virreinal ya que su esposo, Juan O’Donojú, antes de llegar a la Ciudad de México suscribió los Tratados de Córdoba, en los que se reconocía la Independencia de la Nueva España, y dejó así de regir sus destinos.
La colonia Guerrero creció demográficamente de manera explosiva a partir de 1874, cuando se dio formal inicio. En un periodo de trece años se construyeron cerca de 1200 edificios y se calcula una población de 15 000 habitantes. De esa época data la nomenclatura de las calles de la colonia era como sigue: Zarco, Humboldt, Guerrero, Zaragoza y Nonoalco (hoy Ricardo Flores Magón) Violeta, Magnolia, Moctezuma, Mosqueta, Degollado y Camelia.
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El primer ferrocarril urbano que hubo en la Ciudad de México, viajaba a la Villa de Guadalupe con una maquinita y dos carros que salían de la Plazuela de Villamil, y seguían por la Calzada de Santa María la Redonda hasta la calle Talleres.
Durante muchos años Guerrero fue una colonia tranquila. Al iniciarse el siglo XX y aparecer los tranvías eléctricos, dos líneas ofrecieron servicio: la San Juan-Lerdo y Zócalo-Guerrero. Al respecto de la imagen que preside la rotonda de la iglesia, existe una tradición oral sobre su origen:
“… Se cuenta que el sacerdote Rodrigo de Sequera trajo de España la cabeza y manos, entregándoselas al padre guardián del templo, quien se las mostró a una virtuosa y noble dama india, que se ofreció a mandar a hacer el cuerpo. Curiosamente, al llegar a su casa la esperaban “como llovidos del cielo” tres talladores que buscaban trabajo.
Llena de regocijo, les encargó el cuerpo, proporcionándoles un cuarto en la casa para que trabajaran. Transcurridos tres días, en los que la dama no tenía ninguna noticia, curiosa se asomó a la habitación y ahí se encontraba la bella imagen completa y los artesanos habían desaparecido. El hecho se tomó como un milagro…”
Foto de portada adn40