La próxima vez que visites Chiapa de Corzo y te des un paseo por el Cañón del Sumidero, considera que estás presenciando el resultado de un proceso escultórico natural ancestral.
El Cañón del Sumidero es uno de los principales atractivos de Chiapas y una de las tantas maravillas naturales de México. Sus más de 21 mil hectáreas, repletas de una diversidad ecológica sin igual, le granjearon el título de Parque Nacional. Sus acantilados de más de mil metros, aunados al ancho y profundo cauce del Río Grijalva, lo convierten en uno de los mejores paseos que uno podría desear. Sin embargo, para que el cañón tomara la forma que tiene hoy, fue necesario un proceso geológico de miles de años.
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Su historia comienza hace 70 millones de años, con fuertes movimientos de los pilares y fosas tectónicas. Hace unos 12 millones de años, en el Pleistoceno, las aguas marinas que lo cubrían se retiraron y dejaron al desnudo sus imponentes muros, dejando tras de sí sedimentos de caracoles. Sus 32 kilómetros de longitud son la muestra de una gran falla ecológica que permitió que se generara un ecosistema sin igual en sus profundidades.
Su biodiversidad es notable, ya que a distintas alturas se desarrollan diferentes especies de plantas y animales. En sus partes inferiores, hay selvas frondosas y verdes, mientras que en las alturas se yerguen bosques de pino y encino. Aquí habitan varias especies en peligro de extinción, como los monos araña y los cocodrilos de río, además de ocelotes, pericos verdes, pelícanos cafés, osos hormigueros, tapires y gavilanes, entre otras. Cuenta con 18 especies de orquídeas, 10 de bromelias, 5 de helechos y 3 de begonias.
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Sus majestuosas dimensiones impresionaron tanto a las culturas prehispánicas como a los españoles y, ahora, a todo aquel que lo visita. De hecho, se dice que, durante la Conquista, los indígenas se replegaron a los riscos del Cañón del Sumidero, dispuestos a pelear y a no someterse. Pelearon con furia y arrojo, pero, al verse vencidos, decidieron aventarse de los acantilados, prefiriendo una muerte honorable antes que una vida de esclavitud.
La historia del cañón continúa, cuando en 1960 se llevó a cabo la primera exploración completa de sus inmediaciones. Sus riscos, rápidos y altísimas cascadas lo hacían parecer inexpugnable, pero un grupo de chiapanecos, llamado Pañuelo Rojo, se decidió a recorrerlo en toda su longitud. En ocho días lograron atravesarlo, desde la ribera del río Cacahuaré, en Chiapa de Corzo, hasta la playa grande del Usumacinta.
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En 1980, se construyó la presa hidroeléctrica Manuel Moreno Torres, una de las más altas del mundo, y que genera el 30% de la energía que se consume en el centro del país. Sin embargo, el Cañón del Sumidero nunca deja de sorprendernos: a lo largo de sus muros se han encontrado cuevas con pinturas rupestres, como el Nido del Águila. Incluso se descubrieron dos juegos de pelota y un pequeño templo. El Cañón del Sumidero es un cofre inmenso de maravillas, y es un lugar que hay que visitar por lo menos una vez en la vida.
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