Los paisajes volcánicos de México están rodeados por un aura de misterio y majestuosidad poco comunes; muestra de ello es la onírica belleza de la Laguna de Atexcac, ubicada en Puebla.
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En la Cuenca Oriental del altiplano mexicano, la cual se encuentra dentro del Eje Neovolcánico, hay una serie de paisajes que no tienen parangón en el mundo. Se trata de los axalapascos o maares, los cuales son lagos que se formaron en los cráteres de volcanes extintos. Estas singulares formaciones geológicas tienen sus propios microclimas, y muchas de ellas se formaron hace miles o millones de años, gracias a eventos eruptivos muy particulares, donde los mantos freáticos y el magma entran en contacto. El resultado de estas erupciones son los lagos de cráter, como la Laguna de Atexcac.
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La Laguna de Atexcac pertenece a toda una serie de axalapascos que se encuentran entre Puebla y Veracruz, y que forman una ruta turística sin igual. La palabra atexcac proviene el náhuatl, y significa “en las aguas escarpadas”. Su paisaje constata el nombre, ya que las aguas de la laguna, de un color tan turquesa que parecen pintadas, están rodeadas por pendientes pronunciadas y de difícil acceso. Sin embargo, hay un camino que se puede tomar desde el borde del cráter, el cual desciende unos 100 metros y lleva hasta la orilla de la laguna.
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Entre todos los maares de la zona, la Laguna de Atexcac se destaca por su inusitada belleza: sus aguas y sus alrededores parecen sacados de algún paisaje extraterrestre. Cabe destacar que es la más apartada y solitaria de todas sus hermanas; no obstante, el viaje vale la pena. Si bien el turquesa es el color que predomina, los cambios de luz la hacen oscilar entre el azul y el verde. Tiene un alto índice de salinidad, además de azufre, lo cual se hace evidente debido al olor.
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A pesar de que está asentada en el cráter de un volcán, las aguas de la laguna son muy frías, así que es mejor contemplarlas que zambullirse en ellas. La sensación de que uno está en un sueño cuando se para en sus orillas se acentúa por las leyendas que la rodean. La más famosa cuenta que en ella habita una sirena de largos cabellos plateados, y que solo emerge bajo la luz de la luna. Se dice que su canto, como el de todas las sirenas, hipnotiza a los hombres que lo escuchan y los arrastra a las profundidades.
Otro axalapasco famoso de México: la Alberca de los Espinos, ubicada en Michoacán.
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