Uno de los animales voladores más grandes de todos los tiempos le debe su nombre a uno de los dioses más poderosos del panteón mexica: se trata del imponente pterosaurio Quetzalcoatlus.
El misterioso y magnífico mundo de los dinosaurios nos emocionó a muchos de nosotros cuando éramos pequeños, y nos sigue emocionando ahora. Y es que la existencia de estas criaturas ha causado fascinación entre biólogos y paleontólogos, ya que parecen salidas de una leyenda o un mito. Sus bestiales tamaños y rasgos fantásticos han trascendido en muchas manifestaciones culturales del ser humano. Todo hace sentido cuando nos encontramos con un espécimen como el Quetzalcoatlus.
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Este animal pertenece al género de los pterosaurios pterodactiloideos del Cretácico Superior, y habitó la región que ahora se conoce como América del Norte. Hoy en día, después de muchas excavaciones, análisis y reconstrucciones, se sabe que fue una de las criaturas voladoras más grandes de todos los tiempos. Tenía un cuello extremadamente largo, al igual que su pico, el cual era un arma de mortal filo. Se estima que su envergadura alcanzaba hasta los 11 metros.
Los primeros fósiles del Quetzalcoatlus aparecieron en Texas, pero se necesitó de decenas de exploraciones y descubrimientos más para poder realizar una reconstrucción adecuada de su ingente esqueleto. En cuanto a su alimentación, las teorías más aceptadas sugieren que se alimentaban de pequeños vertebrados en tierra firme, como las cigüeñas. Cabe destacar que, aunque volaban, cuando se posaban en el suelo andaban como cuadrúpedos, gracias a sus grandes extremidades.
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Una criatura tan imponente como este pterosaurio tenía que obtener un nombre a su medida. Por ello, los científicos se decantaron por una de las deidades más poderosas y espectaculares de las distintas mitologías del mundo: Quetzalcóatl. La gran mole del Quetzalcoatlus hace honor a la serpiente emplumada. Hallazgos como este hacen que nos preguntemos constantemente sobre los procesos evolutivos de la Tierra y de los seres vivos que habitan sobre ella: es un campo de estudio apasionante y que nunca se agota, soprendiéndonos a cada paso con nuevas e insospechadas maravillas.
Aquí más material para los amantes de los dinosaurios: el documental del Museo Papalote.
*Imagen destacada de: National Geographic