Chimalistac: parajes contemplativos, puentes y leyendas fantásticas

Chimalistac tiene varias historias que van de la curiosidad a la irrealidad.

 

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Su nombre significa “lugar de los escudos blancos”, aunque también se dice que se traduce como “donde se talla la piedra de sacrificios”. De hecho, algunas versiones señalan que en este lugar se hizo el calendario azteca.

Las calles de Chimalistas son una preciosura empedrada, así que no es extraño ver gente en esas calles de siglos placenteros. Chimalistac, también es sinónimo de escuchar el sonido de los árboles y el viento, ya que se respira un profundo silencio.

 

 

En general, la colonia es enigmática y los puentes son algo único. La historia de este sitio se remonta al siglo XVII, cuando miembros de la orden de los Carmelitas descalzos llegaron a Chimalistac, cuando el río Magdalena corría sobre la actual Paseo del Río, que en realidad era un río y para cruzarlo los religiosos construyeron, con sus propias manos, varios puentes de piedra volcánica.

Cada día utilizaban los puentes para cruzar y hacer sus actividades diarias, y uno de aquellos puentes tenía un diferente y lo construyeron con una pequeña estructura que parecía un púlpito.

 

 

Ahí solían ensayar sus lecturas y sermones en voz alta. En cada ensayo buscaban superar con su voz el sonido del río y practicaban para que todo lo que debían decir en las ceremonias sonara fuerte y claro.

Después de varios años, los carmelitas se vieron obligados a abandonar Chimalistac y el río fue entubado, dejando lejos los sonidos y plegarias. Pero los puentes se mantienen de pie, con todo su esplendor.

 

 

Chimalistac se encuentra al sur de la Ciudad de México, rumbo a San Ángel, entre el bullicio del tráfico y el transporte público, siendo una alcaldía de Álvaro Obregón que aún conserva parte de la quietud de tiempos lejanos, y resguardando un sitio para tomarse fotos, caminar e incluso un sitio de descanso.

El Puente del Púlpito, es uno de los vestigios que sobrevive en el cruce con Insurgentes Sur. Su arco mide diez y seis metros de ancho y cuatro de altura. Tiene contrafuertes cuya función era encauzar el agua del Río Magdalena. Se trata de uno de los tres pasos que fueron construidos por los carmelitas.

 

 

El Puente del Carmen, también llamado Camello, cuenta con un arco bajo y extendido, de diez y nueve metros de largo y casi tres metros de alto. La última estructura de este tramo es el más grande de los tres: tiene contrafuertes en los extremos con el fin de dirigir el agua, así como una figura que sobresale entre sus arcos, del lado sur, para abrir en dos el caudal.

 

 

Por avenida Miguel Ángel de Quevedo, se llega al cruce con la calle Francisco Sosa donde se encuentran la iglesia de San Antonio Panzacola y un puente de piedra que atraviesa el curso del Río Magdalena.

Este asentamiento floreció en medio de la lava de la erupción de hace miles de años del volcán Xitle, junto a los pueblos vecinos de San Ángel, Tlalpan, Tizapán, Coyoacán y Copilco. Y se dice que en 1597 Felipe de Guzmán Itzolinque, cacique indígena de Coyoacán, Andrés de Mondragón y Elvira Gutiérrez donaron unos terrenos en los barrios de Tenanitla y Chimalistac a los monjes carmelitas, ahí la orden construyó un colegio y una casa.

 

 

Durante la época colonial, las festividades de julio en honor a la virgen del Carmen fueron un gran atractivo para los paseantes donde se realizaban bailes, días de campo, peleas de gallos, corridas de toros y juegos.

Aunque en la actualidad sea muy complicado ver y apreciar estos puentes, sobre todo con el cauce del río, nos resta imaginar cómo fue una vida monástica cotidiana, bajo un cielo precioso de la ciudad de México, en uno de los barrios más singulares del país.

 

 

Chimalistac

Dirección: Plaza Federico Gamboa #11, Col. Chimalistac. 01070

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