¿El tesoro del legendario pirata Jean Lafitte se encuentra en Mérida?

Hay muchas historias alrededor del mítico pirata, Jean Lafitte.

 

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El famoso pirata Jean Lafitte fue un corsario francés que operaba en el Golfo de México a principios del siglo XIX. Se cree que este pirata nació en el País Vasco-Francia o en la colonia francesa de Saint-Domingue y en 1805, estaba operando un almacén en Nueva Orleans para ayudar a dispersar las mercancías contrabandeadas por su hermano Pierre Lafitte.

 

 

Los hermanos Lafitte tenían una rentable operación de contrabando y también comenzaron a dedicarse a la piratería.  En 1814 la fuerza naval de los Estados Unidos invadió con éxito su base de operaciones y capturó la mayor parte de su flota. Pero a cambio de un indulto legal, Lafitte y su flota ayudaron al general Andrew Jackson a defender Nueva Orleans durante una batalla, mientras las fuerzas británicas buscaban acceso al río Mississippi.

Debido a esto, los Lafitte se convirtieron en espías de los españoles durante la Guerra de Independencia de México. En 1817, Jean fundó una nueva colonia en la isla de Galveston llamada Campeche, que en su apogeo ganaba millones de dólares anuales por monedas y bienes robados o contrabandeados.

 

 

Lafitte era inteligente e ingenioso, guapo y amigable. Disfrutaba de la bebida, el juego y las mujeres. Era conocido por adoptar modales y vestimenta más aristocráticos que la mayoría de sus compañeros corsarios. Era el verdadero Jack Sparrow.

El idioma nativo era el francés, era capaz de hablar inglés y conocimiento práctico del español. Fue educado con su hermano en una academia militar en Saint Kitts. No sobrevive ninguna muestra de su escritura, excepto su firma; sus cartas supervivientes siempre fueron escritas por una secretaria. Sus habilidades de lectura y escritura, por lo tanto, siguen sin estar claras.

 

 

Durante su vida fue soldado, marinero, diplomático, comerciante y mucho más demostrando dones naturales para el liderazgo. En 1825, la piratería había sido esencialmente erradicada en el Golfo de México, y abundaban los rumores de que había cambiado su nombre después de dejar Galveston.

Hay quien compara las numerosas leyendas relacionadas con la vida y muerte de Lafitte con las del Rey Arturo y Robin Hood. Se rumora que Lafitte ha enterrado tesoros en muchos lugares, incluyendo Galveston y sitios a lo largo de la costa de Luisiana, como Contraband Bayou en Lake Charles.

 

 

Los antiguos pobladores de las aguas del puerto de Dzilam de Bravo, ubicado al norte de Yucatán, relataban que nadie conocía el mar de esta región como los hermanos Lafitte, sabían exactamente por dónde llegar para evitar los bajantes cuando huían después de robar cuantiosos botines en el Golfo de México y el Caribe —agrega el maestro jubilado que lleva sangre del pirata en sus venas.

Se cree que surcó el Caribe, se cree que murió en Louissiana o en algún puerto de Cuba, pero el pueblo de Dzilam Bravo defiende la versión de que en Yucatán están los restos mortales de Jean Lafitte.

 

 

Se ha dicho que el primer cementerio, ubicado a unos metros del mar y que desapareció a causa de la fuerza del huracán “Inés” el 7 de octubre de 1966, pero que justo ahí, estaba la tumba del nominado “El héroe de Nueva Orleans”, “El Corsario” o “El Rey de Barataria” que mostraba una placa con la inscripción del año de su nacimiento y muerte.

Los pobladores tenían la tumba como una especie de monumento que llamaron “Las tres cruces” para rendir tributo al pirata hijo de padre francés y madre española.

 

 

Ahí pusieron la lápida original desde el 20 de julio de 1960, gracias al apoyo de diversas instituciones, pero el Monumento en honor a Jean Lafitte sigue atrayendo a turistas de todo el mundo.

Los turistas que visitan Dzilam de Bravo piden conocer el Monumento dedicado al famoso personaje francés que cometía fechorías contra barcos españoles. El titular de la Casa de la Cultura comenta que los tatarabuelos relataban que Jean Lafitte llegó al puerto en el siglo XVII con un gran tesoro que escondió en la Isla Pájaros, a unos 300 metros mar adentro de la playa, “pero lamentablemente el lugar desapareció por el huracán ´Isidoro´ (22 de septiembre de 2002)”.

 

 

Se dice que el corsario dejó un enorme cofre lleno de lingotes de oro y otros tesoros, producto de sus robos en alta mar, en la ciudad de Mérida y otras partes de México, así como extranjeros para tratar de encontrar la inmensa fortuna de Jean Lafitte.

Pero hay una leyenda terrorífica: nadie se puede acercar a la Isla Pájaros, donde se supone que el tesoro está enterrado, porque el fantasma de un esclavo negro lo impide. Jean Lafitte llegó con sus hombres a la Isla Pájaros y dijo: “dejaré aquí mi tesoro, pero sólo uno de ustedes se quedará a cuidarlo. ¿Quién desea quedarse?”.

¿Estarías dispuesto a aventurarte en la búsqueda del tesoro?

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