La Zona del Silencio: misterios, historias, leyendas y verdades…

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Algunos de los mitos que se cuentan sobre la Zona del Silencio son fascinantes.

 

La Zona del Silencio se encuentra en la parte central del Bolsón de Mapimí, la parte centro-norte del país, entre las ciudades principales de Torreón-Gómez Palacio-Lerdo, que forma parte del Desierto Chihuahuense.

La Zona del Silencio ha sido el lugar de varios mitos que le han dado el enigmático mote, pero también es una Reserva de la Biosfera de Mapimí, auspiciada por el programa “El Hombre y la Biosfera” de la UNESCO, el Instituto de Ecología, el CONACYT y otras organizaciones.

Entre Durango, Chihuahua, y Coahuila, en el paralelo 26 y 28, se encuentra los que se ha llamado Vértice de Trino; porque las ondas de radio no pueden ser transmitidas de manera normal y esto se da sólo en algunas pequeñas áreas debido a que existen campos magnéticos.

Las historias míticas de La Zona del Silencio

 

Se dice que en 1966 fue descubierta por el ingeniero químico Augusto Harry de la Peña, que trabajaba para Petróleos Mexicanos. Se dice que él fue quien llamó la atención de los científicos por porque el área no hacía posible la propagación de ondas hertzianas y ondas′ de radio.

 La otra historia es que esto se debe a la caída de meteoritos, como el que cayó un poco más al Noreste del centro geográfico de la zona el día 8 de Febrero de 1969 denominado “Meteorito de Allende” clasificado como condrifa carbonocea y cuya edad se ha calculado en 13,000 millones de años lo que la hace muy cercana al BIG-BANG o inicio y expansión del Universo.

Otro meteorito caído el 10 de Febrero de 1970 cerca del poblado de Yermo compuesto de hierro y níquel y se subdividió en 3 fragmentos de los cuales se recuperó uno de los dos grandes meteoritos de esta misma especie que se exhiben en la escuela de Minería de D.F.

Pero la historia recurrente es que en julio de 1970, un misil de pruebas Athena fue lanzado desde una base militar estadounidense cerca de Green River, Utah, en dirección al polígono de WSMR, pero perdió el control y cayó en esta zona.

El cohete transportaba dos pequeños contenedores de cobalto 57, un elemento radiactivo. Así que un equipo de especialistas fue a buscar el misil por tierra y aire tardándose tres semanas.

Cuando se localizó el cohete, se construyó una carretera para transportar los restos y una pequeña cantidad de tierra contaminada. Como resultado de las operaciones de rescate de la Fuerza Aérea estadounidense.

Entre los mitos e historias sobre el área, destacan las “extrañas anomalías magnéticas que impiden la transmisión por radio”, mutaciones de la flora y fauna e incluso visitas extraterrestres.

Con la localización del cohete, también se creó un tramo de vía férrea desde la Estación Carrillo, diciendo que los especialistas no solo se llevaron el cohete, sino también toneladas de arena del desierto con el pretexto de que estaba contaminada, bajo un fuerte dispositivo de seguridad.

Lo cierto es que desde 1976, con el apoyo de la UNESCO y desarrollando un programa Man and Biosphera trabaja el laboratorio de la Reserva de la Biosfera por donde han pasado muchos científicos mexicanos y extranjeros realizando muy importantes investigaciones sobre la flora y la fauna de la región y cuyos trabajos han beneficiado no solo a nuestro país sino a comunidad internacional en general.

Existen además formaciones de minerales cristalizados primordialmente de óxido de hierro identificados como goethita y hematita. Se pueden encontrar en el zona, una gran cantidad de piedras magnéticas que pueden identificarse porque al acércales una brújula, la aguja de esta se desvía apuntado a la piedra que se investiga y sigue su movimiento si la hacemos circular a su alrededor.

Alguna vez, esta extensión de tierra estuvo bajo las aguas del llamado Mar de Thetis; como lo demuestra la existencia de fósiles marinos en la zona. También existen áreas con gran concentración de fragmentos de aerolitos, así como la tortuga del desierto, reptiles únicos en el mundo y de la abundancia de nopales violáceos que deben su color a las capas que nos protegen de los rayos solares han sido desgastadas por el viento solar.

La Zona del Silencio

Dónde: desierto de Chihuahua

Cuando: todo el año

Entrada libre