La historia de sillas confidentes, el diseño romántico de los parques yucatecos

Foto destacada: Rodolfo Anzaldua

Solo en Mérida podrás sentarte en las sillas confidentes, “tú y yo”.

 

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Visitar Mérida es una delicia por su clima, su comida, sus postres y también por su preciosa arquitectura que con los años ha ido creando sus propios clásicos, como las famosas “sillas confidentes” o “tú y yo” que se ven en varios puntos de La Ciudad Blanca.

Las sillas “tú y yo” forman parte de la identidad yucateca desde que fueron instaladas en 1915 durante la remodelación de la Plaza de la Independencia o Plaza Grande en Mérida, punto desde el cual invadieron rápidamente los parques y rincitos verdes de todo Yucatán.

 

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¿Cómo son las “sillas confidentes”?

 

Como la ciudad que las vio nacer, las también “sillas confidentes” suelen ser blancas, pero su estructura es lo que las hace tan peculiares. Son dos sillas con brazos colocadas una frente a otra de manera casi paralela y unidas por uno de sus brazos. Vistas desde arriba parecen una s.

El diseño de la base y los brazos puede llegar a variar, lo que sería raro que cambiara es su respaldo redondeado que las hace muy cómodas, perfectas para intercambiar confidencias, secretos y una que otra palabra de amor, dicen que para eso fueron hechas.

 

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La leyenda de las sillas “tú y yo”

 

Claro, las “tú y yo” (que son toda una personalidad) tienen su leyenda que explica la razón de su peculiar diseño. Cuentan los yucatecos que un hombre tenía una hermosa hija que adoraba no con exclusividad, pues un joven empezaba a pretenderla.

Como muchos otros padres el asunto no le agradaba del todo, pero tampoco quería impedir que se vieran, el dilema aumentó cuando un día los vio muy juntitos en la banca que estaba fuera de su casa. Definitivamente algo debía hacerse, una silla, por ejemplo.

 

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El diseño de la “silla confidente”

 

Dicen que fue así como el diseño de la silla confidente nació, porque permite platicar de frente sin que los interlocutores tengan que estar tan cerca ni tocarse tanto. Aunque es una linda leyenda urbana, el diseño proviene desde Francia.

Se sabe que su nombre original es tête-à-tête, frente a frente, fueron creadas a finales del siglo XIX, pero se desconoce el nombre de su diseñador original. En Europa tomaron mucha fama sobre todo por la vida victoriana que buscaba toda oportunidad para el buen comportamiento.

 

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Como bien se sabe, en aquellos días en México estaba muy de moda importar diseños franceses, estas sillas no fueron la excepción, lo curioso es que su uso solo tuvo una fuerte trascendencia en Mérida y no en la CDMX donde más se observaban esfuerzos del afrancesamiento.

Variantes de las sillas tête-à-tête se siguen creando, incluso Salvador Dalí también hizo su versión, pero ninguna como las yucatecas que acompañadas de una deliciosa marquesita arman la tarde perfecta. Si vas a Mérida no olvides la selfie.

 

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