El origen de la caña en México y las maravillas de la tierra caliente

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Y tú, ¿sabes de dónde proviene la caña?

 

Más o menos 3 mil años atrás, en la India ya se extraía azúcar de la caña, y aún antes del descubrimiento de América ya se cultivaba en las Islas Canarias, pero fue hasta que llegó a las tierras cálidas de la Nueva España que tomó un relevante protagonismo.

La caña llegó primero a la isla La Española en 1493 en uno de los viajes de Colón, desde ese momento la caña empezó a viajar a varios puntos de América marcando en reinado de Carlos V dando inicio a la industria azucarera.

¿Cómo se desarrolló la caña en México?

El primer registro del azúcar en México la ubica en la Nueva Galicia (Xalisco), en la provincia de Amula donde Francisco Cortés entregó en 1525 las primeras semillas de caña para ser sembradas, sin saberlo, aquel joven sobrino de Hernán Cortés había comenzado una exitosa siembra.

Aunque la caña ya se conocía en Europa no se había visto crecer tan rápido y con tanta abundancia, la fertilidad de la tierra y el clima propiciaron una gran inversión española en la caña mexicana, pero ¿por qué?

El éxito de la caña fue tal que desplazó cultivos nativos y extranjeros como el algodón que se sembraba en las poblaciones michoacanas de Sinagua y hasta Tepalcatepec, la finalidad era llevar grandes cantidades a España donde existió una gran cantidad trapiches hacia 1546.

Los trapiches son la maquinaria necesaria para extraer el azúcar de la caña dulce, caña de azúcar o caña de Castilla, que al igual que el plátano se pensaba era “cultivo de la tierra” por la manera en que se empezó a producir, las relaciones Tamazula, Xiquilpa y Ichcateupan, así lo registraron.

Natural de la Nueva España o no, para 1580 la caña había alcanzado mucho interés en los españoles radicados por acá quienes ya habían mandado traer trapiches desde la península Ibérica, el negocio no podía ser mejor porque se aprovechaba toda.

La Relación de Poncitlán y Cuiseo relata que la caña, además de utilizarse para la alimentación, también se utilizaba para la construcción de viviendas en lugares como Cuiseo, poblaciones que trabajaban el carrizo para techumbres y petates.

Para hacer casas se utilizaba la caña, pencas de maguey, mecate y como dice la relación “paja que llaman zacatl”, es decir, la caña se incorporó al trabajo tradicional de los carrizales y después, ya entrado el siglo XVII se extendió a la industria del aguardiente.

El llamado “chinguirito” (un tipo de aguardiente) se comenzó a producir en diversas poblaciones nativas gracias a la introducción de destiladores árabes y filipinos, para ese momento el uso de trapiches también se empezó a regular con el crecimiento de los ingenios azucareros.

La caña entró originalmente por Veracruz, estado que sigue siendo el principal productor nacional con un 38%, seguido de Jalisco donde también se ha sembrado desde siempre, pero en general se cultiva en 22 entidades federativas.

Actualmente en México se cultivan 4 variedades, criolla, cristalina, violeta y veteada. La caña de azúcar está considerada como una de las fuentes energéticas más económicas y uno de los cultivos con mayor capacidad para convertir la energía solar en biomasa.