El momento histórico en que la Ciudad de México desapareció literalmente por 4 días

La Ciudad de México está edificada sobre un lago, lo que hace que su terreno, además de hundidizo, sea plano. En la cotidianidad poco lo notamos pero cada año la ciudad se hunde unos 80 centímetros, lo que a largo plazo va generando una necesidad de adecuación constante.

El hecho de que la ciudad sea plana ha provocado a lo largo de los años también que se inunde constantemente. Y existe un capítulo especialmente apocalíptico en el que la ciudad literalmente desapareció bajo el agua, tan así, que incluso las autoridades españolas pensaron en cambiarla de sede. Este día catastrófico se dio en el año de 1629 y la ciudad quedó sumergida hasta por 4 días.

Hector de Muleón, uno de los cronistas más importantes de la ciudad, narra este escenario en un relato incluido en Ciudad, sueño y memoria (Gobierno del Distrito Federal—ediciones cal y arena) y que es retomado por la revista Nexos en el artículo “El Día en que la Ciudad de México Desapareció”. Te presentamos un  fragmento:

En septiembre de 1629 una tromba azotó a la capital durante treinta y seis horas. La lluvia “caía del cielo con tanta abundancia cuanta jamás se había visto en Nueva España”, escribió un testigo. El ingeniero Enrico Martínez, maestro mayor del desagüe, tomó la decisión de segar la entrada del canal de Huehuetoca para evitar que la crecida de las aguas destruyera las reparaciones que, por orden del virrey, se estaban realizando. Fue una decisión funesta: el 21 de septiembre, día de San Mateo, un torrente embravecido descendió por los montes. En los barrios, las frágiles casas de los indios se deshicieron. Según el arzobispo Francisco de Manso y Zúñiga, durante la crecida murieron treinta mil indios. De veinte mil familias que habitaban la ciudad antes de la inundación, sólo quedaron cuatrocientas: los sobrevivientes habían iniciado un éxodo masivo.

Es difícil imaginar una ciudad como la actual sumergida bajo el agua. ¿Cómo vivieron sus habitantes durante los 4 días que permaneció inundada? ¿Cómo en estas inhóspitas circunstancias sobrevivió una ciudad que hoy nos permite vivirla?

Quizá emergen muchas más preguntas que respuestas a este fenomenal capítulo de la historia de la ciudad. Lo cierto es que le da un atisbo de fantasía y heroísmo a sus habitantes que la mantuvieron viva en tiempos que presagiaban su inminente abandono y desaparición.


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