La selva de concreto tiene sus pequeños oasis de paz, silencio y tranquilidad. Lugares que detienen el tiempo, donde la persona se puede entregar por completo a la lectura de un texto, donde se abre la brecha para entrar al mundo paralelo que dibuja la novela.
Aquí les proponemos una serie de espacios, que si bien no son todos los que hay en la ciudad, son algunos cuantos a los cuales puedes recurrir para cortar de sajo la rutina del día a día:
El Bosque de Chapultepec
Un espacio inmenso que permite al lector tirarse a la sombra de un árbol, o acomodarse sobre pasto. Es exactamente durante las épocas otoñales cuando la naturaleza del bosque no está mojada ni húmeda. Podrías también llevarte una manta o tapete para eso de la comodidad.
Librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica
Esta librería tiene diversos lugares aledaños a los estantes que congregan libros, discos y películas. Además también de la cafetería. Se trata de una serie de sillones frente a mesitas bajas de cristal; a veces la comodidad es tanta que puedes llegar a quedarte dormido.
Dirección: Tamaulipas 202, col. Hipódromo Condesa.
Biblioteca Amalia Cruz en el Parque México
Existen muchas hermosas bibliotecas en nuestra ciudad, ideales por supuesto, para leer. Sin embargo, algunas veces es necesario publicitar aquellas que no son tan conocidas por la comunidad y sin embargo resultan un santuario para la lectura a unos pasos de nosotros. La Biblioteca Amalia Cruz, situada dentro del parque México en Condesa, es una de ellas. Tiene pocos visitantes, una buena cantidad de libros, mesas de trabajo, computadoras de consulta y wifi.
Bancas en forma de tronco del Parque México
Normalmente se encuentran ocupadas, y durante la noche no es bueno el alumbrado como para leer, sin embargo, si encuentras alguna disponible, es un espacio muy cómodo para darle vuelo al hilo de la lectura.
La Biblioteca Carlos Fuentes en el Parque España
Es otra de las bibliotecas públicas dentro de un parque de la colonia Condesa. También cuenta con pocos visitantes, algunos cuantos libros, mesitas para trabajar, un espacio para las actividades y los libros de los niños, computadoras de consulta y un wifi medianamente funcional.
Jardín Centenario de Coyoacán
Una sitio con mucho movimiento y una gran cantidad de personas el fin de semana. Es el espacio para el turista pero es también un lugar que reúne una serie de sonidos que no caen en la descripción del ruido perturbador sino más bien en los tradicionales, como el del organillero, un sonido suave y agradable, ideal para la lectura.
El “Edén” de CU
En Ciudad Universitaria existen muchos lugares para leer: las Islas, el espacio escultórico, el jardín botánico, sus bibliotecas, y un sin fin de espacios secretos que solo concurriendo sus parajes podrías toparte con ellos. El Edén es uno de ellos, un espacio hermoso e impecable frente a la Facultad de Filosofía y Letras donde puedes disfrutar nada más que del silencio y sus árboles.
La avenida Mazatlán
A los extremos de esta verde arbolada avenida hay una serie de bancas de metal donde puedes tomarte un descanso y ponerte a leer. Hay horarios en los cuales no es el sitio más tranquilo debido a la cantidad de automóviles que transitan por la calle, se trata de encontrar el momento adecuado para que se vuelva el lugar indicado.
La azotea de cualquier edificio
Las azoteas del DF son espacios perfectos para la contemplación, pero también para la reflexión y la lectura de un buen libro. La ciudad es caótica, pero desde sus alturas se muestra tan pasiva y exquisita como algún poemario o quizás una novela.
Los cementerios
El Panteón de Dolores, el cementerio Francés o el que te quede cerca. Estos espacios configuran el mejor contexto para la lectura de autores como Poe, Quiroga o Baudelaire. Un cliché, quizá, pero no deja de ser un espacio interesante, solo habría que hacerlo a la luz del día. Aquí te compartimos una lista de los jardines mortuorios más alucinantes.
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