Los cuerpos de agua son, desde tiempos inmemoriales, presencias simbólicas y poéticas, hogar de melancólicos fantasmas y deidades, origen de mitos y rituales de toda clase; y es que el agua por sí misma es ya un elemento femenino y empapado de un misterioso poder. Nuestra capital (asentada en lo que hace no tanto fue un gran lago) abunda hasta el día de hoy en humedales, ríos y lagos que, si bien han sido lamentablemente descuidados y olvidados, forman parte de la esencia y la historia de la gran metrópoli que los alberga.
La cuenca que acoge a la bellísima Ciudad de México alguna vez tuvo desagüe natural al río Balsas. Sin embargo, la actividad geológica que dio origen a la serranía del Ajusco cerró la cuenca por el sur y contribuyó a la formación de los lagos del Anáhuac (también conocidos como lagos del Valle de México). Hoy nos quedan pocos remanentes de los inmensos cuerpos de agua sobre los que olvidamos que flotamos, pero es imprescindible recordar, acaso para refrescar nuestras raíces secas, que nuestra ciudad mestiza, indígena y colonial está montada sobre antiguas aguas quietas e inmersa en vías rápidas que alguna vez fueron ríos y lagos.
Aparte de los ya conocidísimos lagos de Chapultepec y Xochimilco, tenemos otros cuerpos acuosos que, como ventanas al tan entrañable interior de nuestra la ciudad, nos transportan a su pasado antiguo, y nos ofrendan frescura en los días caniculares que estamos viviendo.
A continuación, tres cuerpos de agua que aún bañan a ésta, una de las ciudades más grandes del mundo:
Río Magdalena
Este río es de los pocos cursos de agua que sobreviven en la entidad federativa. Nace en el Ajusco y corre por el área protegida de Los Dinamos, donde se le ve sorprendentemente prístino antes de ser entubado para desembocar en el río Churubusco.
Lago del bosque de San Juan de Aragón
El bosque de San Juan de Aragón es una de las áreas verdes más importantes de la ciudad, y su lago está repleto de las aves migratorias que son vivos recordatorios de cuando esta área conformaba el lago de Texcoco. Una vitrina al grandioso pasado lacustre de nuestra ciudad.
Humedales de Tláhuac
Estos hermosos humedales forman parte del antiguo sistema de lagos de la cuenca, y son parte de lo que nos queda del lago de Chalco. El vasto humedal alcanza entre 400 y 800 hectáreas, y es refugio de más de 25 especies de animales. Uno de los sitios más pacíficos y contrastantes dentro de la ciudad.
Twitter de la autora: @imissmaria
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