Es bien sabido que Juan Villoro es un diletante de la música, especialmente del rock –de hecho, en algún punto de su vida compuso la lírica de un par de canciones de Café Tacuba, y al respecto, fue una importante influencia para la formación ideológica de la banda. Esto lo prueba en Tiempo transcurrido (1986), su más genial obras lírico-musical: una compilación de 18 crónicas fantásticas donde Villoro construye canciones con personajes cotidianos de la época contracultural en Mexico, entre 1968 y 1985, es decir, del movimiento estudiantil al terremoto.
Hay quienes afirman que de no haber sido escritor Villoro hubiese sido músico, aunque uno que, como buen escritor, hubiese sido un rockstar solista; un cantautor solitario que conjeturaría sonidos bajo sus métodos propios y los de nadie más (algo así como un Bon Dylan).
De estas crónicas imaginarias, cientos de artistas, amateurs y otro puñado de curiosos se influenciaron con la idea en la cabeza de que otra literatura era posible. Y también otro tipo de música. Bajo esta premisa es como surge Mientras nos dure el veinte, una compilación de canciones “contraculturales”, creadas a partir de los textos de Villoro. Musicalizados por Diego Herrera, Lavanda Vetiver, Alfonso André, Federico Fong y Javier Calderón, cada uno de sus tracks –superpuestos notablemente en el rock psicodélico y la época de la contracultura mexicana– nos relatan crónicas improbables que solo pudieron ocurrir en la Ciudad de México y en la mente de Villoro.
El material grabado en vivo en el Museo del Chopo en 2014, recuerda un poco al trabajo que hicieron autores como Laurie Anderson y William S. Burroughs, y también al grandioso proyecto de Giorno Poetry Systems.
Puedes encontrar este increíble documento musical en vinilo y a la venta en Discos Mono.
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