La segunda sección del Bosque de Chapultepec aguarda, desde los años 50’s, un complejo hidráulico peculiar y curiosamente no tan conocido. El Cárcamo de Dolores se construyó justo en el fin del recorrido del túnel Atarasquillo, paraje acuoso por donde se conducía el río Lerma para abastecer de agua a la Ciudad de México.
Como un grandioso homenaje al agua, este edificio funcional fue diseñado por los artistas Ricardo Rivas, Diego Rivera y Ariel Guzik –en cofradía con su ingeniero, Eduardo Molina– de manera que pudiera reflejarse en él una especie de intervención de arte público, mediante un mural y una fuente que celebran el uso del agua en la cultura mexicana.
En este espacio se encuentra el edificio funcional del arquitecto Rivas, la improbable y mágica fuente de Tláloc diseñada por Rivera, la Cámara Lambdoma de Ariel Guzik y uno de los murales más espectaculares proyectados por Diego Rivera titulado: El agua, el origen de la vida.
El mural se puede apreciar dentro del túnel que conduce a un tanque ubicado en el centro del edificio. Aquí es por donde entraban las aguas provenientes del Sistema Lerma hacia los tanques, punto simbólico al que se atribuyó un contexto metafórico muy bello por medio de esta extraordinaria pintura a escala.
Tanto el túnel como las cuatro caras del tanque de almacenamiento y el piso fueron pintados, de manera que se puede apreciar una espectacular historia sobre el elemento vital en su totalidad, representado a través de motivos prehispánicos muy al estilo del pintor. A decir de Diego Rivera, se trata de una suma sintética y expresiva de las funciones humanas del agua, “un elemento de unión y amalgamamiento entre la máquina que es el edificio y la sociedad humana que lo utiliza”.
Una de las metáforas más hermosas que corren por esta pintura subacuática es precisamente la parte del suelo, donde se encuentran dibujados microorganismos sobre franjas multicolor que culminan en formas estilizadas, tales como chalchihuites, mimetizando la representación de cuerpos de agua en los códices prehispánicos. El proceso evolutivo de los microorganismos, según Rivera, da origen a la vida, formando especies vegetales y animales de la que se desprenden dos figuras antropomorfas a la izquierda y derecha del tanque que emergen del agua: uno es un hombre de raza negra en el muro sur y una mujer de raza oriental en el norte.
Ya que por este conducto correría el agua, los ingredientes que se utilizaron para la realización de este mural subacuático tuvieron que probarse en laboratorios para asegurar la durabilidad de la pintura.
Conociendo la trascendencia del dios del agua Tláloc para las culturas mexicanas antiguas –y no solo como dios sino como energía vital para el ser, fertilidad, conexión con el origen y camino o conducto al más allá–, es de vital importancia para todo citadinos conocer este espacio, que además de reflejar, en cada uno de sus pequeños detalles, siglos de una cultura eterna que no muere, representa un bello recordatorio de porqué es imprescindible el agua para todos; porqué es de importancia vital cuidar de su supervivencia.
Cárcamo de Chapultepec
Dónde:Av. Rodolfo Neri Vela, Bosque de Chapultepec II Secc, Miguel Hidalgo Cuándo: martes a domingo 12 a 3pm
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