La campana del camión de la basura es uno de los misterios que aguardan dentro del ecosistema sonoro de nuestro país.
La Ciudad de México está poblada de atmósferas sonoras inclasificables que le dan identidad y a su vez la vuelven una ciudad única en el mundo. Muchos de estos sonidos son producto del devenir constante en el desarrollo de las actividades cotidianas. Sonidos que no nacieron para armonizar, ni crear odas exquisitas y deleitantes; más bien, su ritmo disonante, alerta, anuncia e invita tácitamente, como una especie de lenguaje que sólo entendemos los que habitamos en ella.
Tan entrañable como molesta, tan ruidosa pero necesaria el “talan, talan, talan” de la campana de la basura, bien ostenta pertenecer a este grupo selecto de sonoridades de sepa mexicana.
Ya sea de día, en la tarde o por la noche este pregón ambulante resuena por las calles de la ciudad redimensionado el ruido de la campana para persuadir a la población a deshacerse de sus desechos.
Pese a tener un uso meramente religioso, ya que las campanas se sabe, tienen sus orígenes en ceremonias y rituales milenarios de antiguas culturas, aquí en México, desarrolló otras connotaciones. Inclusive fue protagonista incidental en la lucha de Independencia, lo que llevó hoy en día a ser tomada como un sonido que incita la conglomeración de personas -quizás esto tenga alguna influencia alegórica con el llamado del recolector de basura.
Pero la realidad es que nadie sabe con certeza si dicho sonido nació con el oficio del recolector o simplemente —como en la mayoría de los casos—, su uso fue meramente circunstancial. Sin embargo su importancia y trascendencia no radica en su origen, sino más bien en la singular armonía que enriquece el universo de sonidos callejeros de México.
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