Además de la apertura de estas dos ventanas arqueológicas en el Centro Histórico de la Ciudad de México, también se inauguró un puente hacia el Templo Mayor que ya puedes usar.
De entre las excentricidades y afortunada oferta cultural de la Ciudad de México está el que, quizá como en ningún país del mundo, en su Centro Histórico confluyen el pasado con el presente de una manera magnífica.
Tener la oportunidad de contemplar el Templo Mayor, justo al lado de la colonial Catedral Metropolitana, con edificios modernos circundantes, un Zócalo de tales magnitudes, etc., se trata de una experiencia totalmente ontológica. Situarnos ahí nos habla de la relatividad del tiempo, de las creencias como el eje de las culturas; de cómo todo tiene su término, etc.
Y en este espectáculo que aguarda ahí, gratuito, un nuevo proyecto con el fin de disfrutar el espacio público en este ambiente prehispánico y arqueológico, recientemente abrió dos ventanas para contemplar uno de los descubrimientos más grandes respecto al pasado en el Centro Histórico en los últimos años: un basamiento que fue uno de los edificios más importantes del del recinto sagrado de México-Tenochtitlan o Templo Mayor.
Éste fue construido a un costado de este templo y sus dimensiones son gran muestra de su relevancia, mide 40 metros de norte a sur. A estas dos ventanas abiertas para el público se les conoce como ventanas arqueológicas y se encuentran a la mitad de la calle de Argentina, entre Justo Sierra y San Ildefonso.
Según algunos arqueólogos como Raúl Barrera Rodríguez, responsable del Programa de Arqueología Urbana (PAU), del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se cree que “el edificio evocaba una montaña sagrada áspera”.
Junto con la apertura de estas ventanas arqueológicas, que ya puedes disfrutar, fue también inaugurado el puente sobre el Templo Mayor, un andador que se encuentra frente al mismo.
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