Se trata de un espacio donde convergen obras artísticas e ingenieriles que funcionan alrededor del concepto del agua.
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Hace como siete años, el Fideicomiso Probosque de Chapultepec, en mancuerna con el Museo de Historia Natural, la Dirección del Bosque de Chapultepec y el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, dieron inicio a un proyecto llamado Museo Jardín del Agua, en la inadvertida pero hermosa Segunda Sección del pulmón verde más importante de la ciudad.
En esta zona, se erige desde 1951 el afamado Cárcamo de Dolores, un edificio que se construyó con el objetivo de conmemorar el final de las obras del Sistema Lerma, que hasta la fecha abastece a la urbe con agua potable. Este museo alberga en su interior un magnífico mural de Diego Rivera, llamado El agua, origen de la vida; y en su exterior la apabullante fuente de Tláloc.
Pero alrededor de este conjunto, se desdoblaban 16.5 hectáreas de bosque, que por cierto recibían aguas del Sistema Lerma-Cutzamala. Por esto, se pensó en intervenir museológicamente estos parajes con el propósito de crear un museo vivo, que al recorrerlo, los que gustan de pasear por el parque público más grande de América Latina pudieran conocer más acerca del manejo de agua en nuestra cuenca.
La idea es que tanto los capitalinos como los turistas que frecuentan esta sección puedan entender el funcionamiento de la red de suministro de agua potable en la capital, no solo para agrandar el interés ciudadano entorno a este tema, sino también para fomentar conciencia en cuanto al cuidado del agua.
Así, caminar por el Museo del Jardín se vuelve un paseo lúdico, pues a través de distintas estructuras es posible sensibilizarse con la noción de gozo y vida que el agua nos brinda. Y es que la intervención que se empleó hace ya poco más de un lustro, además de la restauración del museo y la fuente, también contempló un paisaje de cuatro tanques de almacenamiento del Sistema Lerma, así como la reparación de las torres de ventilación que yacen al centro de estos tanques.
De igual manera, se llevó a cabo una rehabilitación hidráulica de las Fuentes de las Serpientes que rodean estas cuatro circunferencias, se instaló una iluminación ornamental y se remodeló la Cámara Baja.
Lo cierto es que por varios años, esta zona del Bosque sufrió un deterioro importante, por lo que se requirió de un rescate especial, que radicó en la conservación del patrimonio artístico, urbano y científico de la Ciudad de México.
Entre las distintas iniciativas que integraron el Museo Jardín del Agua, se incluyó una pieza de nombre La Cámara de Labdoma, que consiste en un proyecto sonoro del artista contemporáneo Ariel Guzik. Dicha obra utiliza los sonidos que suscita el agua que corre por este complejo hídrico, y los convierte en un canto agradable que funge como la melodía insignia del edificio.
Es cierto que unos de los emblemas más reconocidos de la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec son el Cárcamo de Dolores y la Fuente de Tláloc, pero resulta especialmente sugestivo aprender que estas estructuras en realidad son parte de un museo al aire libre, que no expone piezas pictóricas ni escultóricas, sino tanques, cámaras y torres que hablan de la relevancia hidráulica que de cierta forma define al paisaje urbanístico y a la cotidianeidad de esta magnífica ciudad.
Dirección: Av Los Compositores, Miguel Hidalgo, Bosque de Chapultepec II, 11100 Ciudad de México