La calle interminable de la Condesa.
El trazo de la Avenida Amsterdam fue ideado por el arquitecto José Luis Cuevas, igual que el fraccionamiento residencial, que semeja la forma que tenía la pista del antiguo Hipódromo de la Condesa, inaugurado en octubre de 1910 por don Porfirio Díaz.
La avenida del Hipódromo, entonces llamada así porque fue la pista del antiguo Hipódromo Condesa, fue propiedad del Jockey Club de México y a la fecha se conoce como avenida Ámsterdam. En 1902, se inició la construcción de la colonia Condesa y el 22 de julio de ese mismo año, el Jockey Club adquirió un predio de 300 000 m².
En 1908, la Compañía Bancaria de Obras y Bienes Raíces, dueña de la colonia, cambió este predio por otro cercano, debido a modificaciones del trazo del fraccionamiento. Después, el gobierno federal le transfirió al Jockey Club una manzana adyacente a sus terrenos, lo que dio un total de 467 844 m² a su propiedad. La superficie donde se construyó el hipódromo era parte de la hacienda de la Condesa de Tacubaya, propiedad que durante el siglo XVIII llevaba el nombre de Santa Catalina del Arenal. Esta hacienda era propiedad de Catalina Dávalos y Orozco, Condesa de Miravalle, donde se producía pulque y se sembraba maíz y trigo.
En octubre de 1910, el hipódromo fue inaugurado con una carrera a la que asistieron políticos, diplomáticos y hombres de negocios. Después del derrocamiento de Francisco I. Madero (13-23 de febrero de 1913), el Jockey Club se disolvió, debido a que no se había constituido legalmente, y en 1913 resurgió como el Jockey Club de México.
En el hipódromo, no sólo se realizaban carreras de caballos, también había torneos de polo y charreadas, organizadas por el Club de Polo y la Asociación Nacional de Charros. Debido a que estalló la Revolución Mexicana (1910-1917)6 el hipódromo paró sus actividades, y reabrió sus puertas al público hasta 1921.
Como dije anteriormente, originalmente se le llamó avenida del Hipódromo, justo porque evocaba al hipódromo, pero por alguna extraña razón se le puso un nombre, que además, tampoco combina con el resto de la nomenclatura de las calles del barrio: Parral, Laredo, Teotihuacan, Michoacán, Huichapan, Celaya. Como sea, Amsterdam siguió el ejemplo de la colonia Roma con su calle de Orizaba, al construirle un camellón al centro, y la avenida tiene un camellón central arbolado y dos modelos muy especiales de bancas revestidas de azulejos.
En el recorrido de esta hermosa y arbolada avenida, se cruza con tres glorietas: Popocatépetl, que aloja una fuente en forma de hongo revestida con algunos azulejos; Ixtaccíhuatl, ornamentada con una palmera alta y pequeños espejos de agua alrededor, y Citlaltépetl, con una sencilla fuente.
Las primeras casas que se construyeron a los costados de Amsterdam, alcanzaban dos niveles como máximo y tenían fachadas muy sencillas sin grandes ornamentaciones. Las bardas que las delimitaban alcanzaban apenas el metro de alto. La mejor manera de perderse en la avenida Amsterdam es recorrerla a pie, los sábados y domingos, para disfrutar de sus árboles y ambiente natural que ofrece su camellón, así como descubrir aquella arquitectura de estilo art déco, funcionalista y colonial californiano que le ha valido a la colonia Hipódromo ser considerada como zona patrimonial.
Su excelente ubicación y la posibilidad de espacios destinados a la naturaleza fungen como factores más destacados para que la avenida Ámsterdam llegara a culminarse como una gran atracción urbanística para visitantes y colonos. Sin duda alguna es un lugar hermoso para perderse, o más bien, adentrarse en esta calle sin fin.
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