La Merced es uno de los barrios que concentra varios monumentos históricos.
La Merced es un barrio histórico con 54 manzanas al oriente del Centro Histórico de la Ciudad. Tiene su origen en dos de los cuatro barrios o calpullis en que estaba dividida la ciudad de México-Tenochtitlán: el de Atzacoalco o Atzacuapan, al noroeste, y el de Zoquipan o Zoquiapan, al suroeste. Este último era el más grande, antiguo e importante de la metrópoli azteca, y la ciudad indígena parece haberse fundado en esta zona, en 1325.
En este barrio se encuentran casi la mitad de los monumentos históricos del centro. Se caracteriza por ser un importante centro de abasto de la Ciudad de México donde se desarrolló en torno al mercado, establecido desde mediados del siglo XIX en la zona.
La Merced concentra varios monumentos históricos, algunos de los cuales albergan instituciones educativas o sirven como comercios. En el interior de Casa Talavera existen asentamientos prehispánicos y sigue siendo un barrio con un gran valor histórico y cultural.
En estos días se descubrieron los hallazgos predios ubicados en las calles San Jerónimo y Correo Mayor. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) detectó vestigios de la acequia (zanja o canal pequeño que conduce agua) de La Merced, en predios ubicados en las calles San Jerónimo y Correo Mayor.
Las acequias fueron elementos urbanísticos de la antigua Tenochtitlan que sobrevivieron a la traza de la ciudad novohispana. Este canal, de entre los siglos XVI y XVIII, fue vital para la población asentada a lo largo de su característico trazo diagonal, alrededor de 1.5 kilómetros del actual Centro Histórico de la Ciudad de México.
El arquitecto Miguel Ángel Bernabé Huerta refirió que el ancho promedio del canal era de cerca de 11 metros y el ancho promedio del canal era de 13 varas, de acuerdo con los trabajos del doctor Alejandro Jiménez Vaca. Huellas de la vida cotidiana alrededor de la acequia de La Merced, es lo que pudo recuperarse a través de un salvamento arqueológico realizado en los predios de la calle San Jerónimo.
El Universal
El Universal
El Universal
En las excavaciones de distintos pozos se registraron testimonios de unidades habitacionales con ocupaciones desde fines del siglo XVI y hasta el XX. Los investigadores han señalado que las acequias fueron fundamentales para la vida de la ciudad pues servían para el desfogue del agua al intentar mantener los niveles del lago y evitar inundaciones, colectar agua pluvial y conducirla hasta un determinado lugar. El hallazgo forma parte de salvamentos arqueológicos y consiste en restos de los muros de la acequia, lo que ha permitido constatar su sistema constructivo. El canal presentaba quiebres, por ejemplo en su trecho inicial en la Casa de la Acequia, donde hoy se localiza la Librería Madero (calle Isabel La Católica N° 97), partían dos ramales.
Uno de ellos se unía con la acequia de Montserrat, mientras que el otro continuaba hacia la Plaza de Regina. “Derivado de esta trayectoria, la acequia pasa por los actuales barrios de La Merced y San Miguel, anteriormente las parcialidades de indios de San Pablo Teopan y San Juan Moyotlan. Conforme se fue desecando la acequia de La Merced, un proceso que inició en el siglo XVIII ante la falta de mantenimiento y a su limitado uso como transporte, las propiedades aprovecharon ese espacio para crecer, quedando esa trama acuática debajo de muros llamados limosna o medieros.
Aunque las calles presentan rectitud, la estructura interna de las propiedades preservan el trazo diagonal del canal”, explicó Miguel Ángel Bernabé. Sin embargo, la arqueóloga Alejandra González López, de la Dirección de Salvamento de Arqueológico (DSA) del INAH, resaltó que uno de los objetivos principales de este proyecto era detectar evidencias de la acequia de La Merced, pues debido a la cercanía de la mencionada Casa de la Acequia, era muy posible que se encontraran restos del primer tramo del canal.
Para comprobar su hipótesis y conociendo la orientación de la acequia, ubicaron una cala de 2 por 6 metros dentro del terreno en exploración. De esta manera, a los 2.19 metros de profundidad: “comenzamos a encontrar gran cantidad de basura, fragmentos cerámicos, que nos hizo suponer que acertamos en la ubicación del trazo de la acequia de La Merced. Por debajo de los 3 metros, en el muro sur de la propiedad, se detectó el sistema constructivo de la antigua acequia, el cual está compuesto por rocas volcánicas como parte de la mampostería y pilotes de madera en el fondo.
A 3.80 metros de profundidad, en un cajón de lodo formado por tierra distinta a la que se utilizó para cegar la acequia, estaban varias piezas cerámicas semicompletas y dispuestas con cierto orden, entre ellos, lebrillos que contenían restos carbonizados de semillas y huevos de algún tipo de ave. La documentación señala que en este tramo de la acequia de La Merced, el canal fue desmontado para utilizar la piedra como sistema construcción o para otras edificaciones
Entre los materiales recuperados dentro de la acequia están los cerámicos: lebrillos, mayólica y porcelana; gran cantidad de semillas, gurillas de barro de uso lúdico que representan soldados y animales, crucijos y un dije que alude a la Virgen de El Carmen, una hoja de oro (material que servía para dorar obras de arte), restos de masa de maíz, monedas y varios objetos de madera como una auta.
Todos estos materiales hablan de la vida cotidiana en la novohispana Ciudad de México “Gracias a este salvamento arqueológico, sabemos que la traza que podemos observar a través de fotografía aérea, corresponde al muro sur de la Acequia de La Merced. Con esta referencia, si se tiene la oportunidad de explorar en otros predios ubicados en el trayecto del canal, podemos localizarlo con base en estos datos”, indicó la arqueóloga.