El Pan de muerto único y diferente, moderno o tradicional es suculento.
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El Pan de Muerto ya es moderno y no podemos dar marcha atrás. Cada año surge una “nueva” tendencia, una nueva distorsión que lo mejora y a veces lo empeora per siempre es una forma genial de experimentar con harina, azúcar, sal, levadura, huevo y mantequilla. Lo que ya es un clásico es el relleno de nata, crema batida, incluso con algunas jaleas, chocolate.
En la época prehispánica se hacía la “papalotlaxcalli” o pan de mariposa que era exclusivo de esta ceremonia, era como una tortilla a la cual se le imprimía a la masa aún cruda un sello en forma de mariposa. Una ofrenda similar a la actual de día de muertos era la de la diosa Cihuapipiltin, dedicada a las mujeres que morían del primer parto.
Las ofrendas consistían en “panes” de diversas figuras como mariposas o rayos (xonicuille) hechos a base de amaranto y “pan ázimo” que era un pan de maíz seco y tostado, Sahagún lo describe así por no llevar cal, a este pan se le llamaba yotlaxcalli, otros ofrecían unos tamales (xucuientlamatzoalli) y maíz tostado llamado Izquitil, casi toda la ofrenda era de amaranto porque lo consideraban un alimento especial.
El equivalente al pan de muerto como ahora lo conocemos sería el “huitlatamalli” que era una especie de tamal. En la época prehispánica se hacía la “papalotlaxcalli” o pan de mariposa que era exclusivo de esta ceremonia. Al parecer, era como una tortilla a la cual se le imprimía a la masa aún cruda un sello en forma de mariposa, una vez cocida, se pintaba de colores.
Pero hoy en día, existen muchas variedades regionales del pan de muerto. En Aguascalientes el pan es redondo, ovalado individual y familiar en tamaños variados. En Baja California puede llegar hasta 2 kilos. En Tixtla se elaboran panes conocidos como almas con azúcar, burros con azúcar rosa, conejos y patas de mula, pan bordado. De Chilocachapa, proceden los tlaxcales hechos de maíz en forma de triángulo.
En la hermosa ciudad de Hidalgo se hacen moriscas de harina, canela, huevo y pulque. Las “Cajitas” corresponden a los féretros usados para el entierro. “Rosca de la vida”, su consistencia es dura, se adorna con huesos o canillas de manteca que son la representación de huesos humanos y tienen una gran semejanza con aquellos que se hacían de masa en honor al dios Omacatl.
El pan de ofrenda “La rodilla de Cristo”, que es un pan redondo reventado con azúcar rosa que representa las heridas de Cristo. En Maravatío, se elaboran distintos tipos de figura humana, personajes mitológicos en forma de flores y hojas y de animales. El pan de muerto de Mixquic tiene un sabor único. En el resto del país se elaboran muchos otros tipos que por su variedad sería difícil incluir en esta breve descripción; ya que en México se utilizan en la producción panadera casi todas las técnicas de manufactura y decoración de cerámica.
El Pan de muerto en la CDMX muchas veces sigue cumpliendo su papel ritual, y el ceremonial con el color rojo que se usaba en la época prehispánica y representa una tumba con un cráneo y varias canillas entrecruzadas que simulan los huesos, y que sustituyó al Zompantli; pero muchas veces se hace con un fin gastronómico y estético.
Así están las “despeinadas”, rosquitas de azúcar colorada, el típico pan de muerto con azúcar, ajonjolí y granillo, pan estilizado bordado con la misma masa y una cruz en el centro. La forma que cada vez es más frecuente es la hamburguesa con pan de muerto: una delicia, en verdad.
Aquí tienes más opciones para que te inspires a crear tu propio pan de muerto.
En los últimos años, el pan de muerto se ha permutado; ha cambiado desde los sabores hasta su presentación: con nieve, chocolate, lechera, nutella, e incluso hay quien ha desafiado a la gastronomía combinándolo con otros alimentos salados.
Una de las recetas que ha llamado la atención es el pan de muerto con ceniza y camote morado. La ceniza es de totomoxtle, una hoja del maíz ya seca que cubre al pan por completo, mismo que está relleno de dulce de camote morado. Fue una creación de la chef Saraí Lucero Sánchez, de Xolo Café en Texcoco, Estado de México.
Foto destacada Prensa Sonomá