La tradición de los churros que se volvieron bien mexicanos

Una historia que comenzó sin azúcar y se llenó de mucho sabor con el tiempo.

 

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Todo lo frito es rico. Pero ante una receta de harina y agua todos dudamos de su eficacia en el paladar, no obstante, esta combinación que no merece la atención de nadie es el arrebato de muchos, esta es su historia.

¿Cómo empezó todo esto? En la época de los grandes viajes, allá cuando los portugueses andaban explorando las tierras chinas, en donde conocieron el You Tiao, lo que sería la primera versión del churro y que aún se consume, suele ser salado. Los portugueses se lo presentaron a sus vecinos españoles, pero ya ajustado a su estilo: hechos con una punta de estrella y azucarados.

 

 

La receta tan básica los hizo muy populares en los pueblos españoles, en donde fueron bautizados como churros. Este nombre hace referencia a los cuernos de la oveja churra, los cuales tienen la forma de la masa al entrar en contacto con el aceite hirviendo.

El delicioso manjar pronto fue conocido y consumido en toda España, desde donde llegó a México desde la conquista. En la tierra azteca esta historia tomó un giro muy importante pues el churro conoció a su fiel amigo, el chocolate caliente.

 

 

Aunque el churro no aparece en fuentes escritas hasta finales del siglo XIX, se dice que, al regresar al viejo continente, la combinación sagrada se hizo muy popular en España y en todos los países gobernados por el entonces imperio.

Las chocolaterías abrieron hasta finales del siglo XIX, como la famosa San Ginés de Madrid abrió y comenzó a servir churros y tazas de chocolate negro espeso.

 

 

Hasta aquí pareciera que los padres del churro, dulce como lo conocemos, son los portugueses; pero su origen se complica si miramos la receta de cerca, ya que algunas recetas añaden una pizca sal a la masa, y otras como en nuestro país agregan canela al azúcar, si a esto agregamos la clásica taza de chocolate, podríamos al menos afirmar que el churro es una tradición que se hizo mexicana.

 

 

Por ser barato y delicioso, el churro ha recorrido el mundo guardado su receta básica, pero tropicalizándose. Los encontramos rectos, en espiral, pequeños, largos, rellenos de guayaba (Cuba), de queso (Uruguay), de dulce de leche con chocolate (Brasil), lisos sin espolvorear (Andalucía).

Las churrerías aún permanecen vivas, en España y en México, donde podemos encontrar a la estrella dulce del “crujiente por fuera suave por dentro”, en masa de red velvet o acompañados de helado de pan de muerto.

 

 

Al final no importa de donde sea esta dulce y suculenta fritura, hoy en día tiene un gran sabor a México y ese sabor llegó para quedarse y hoy está poniéndose de moda en Gran Bretaña, donde seguramente tomará más sabores y se reafirmará como delicia culinaria digan de reyes.

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