Santos católicos que se fundieron con las deidades prehispánicas

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La historia de las deidades prehispánicas también cuenta la historia de la evangelización en México.

 

No pasó mucho tiempo desde que los españoles desembarcaron hasta el momento en el que cientos de sacerdotes se instalaron a lo largo y ancho del nuevo mundo para convertir al cristianismo católico a todos los pueblos originarios conocidos, las estrategias se sumaron en un esfuerzo que tardaría más de lo que creían para más o menos introducir un nuevo pensamiento y una nueva fe.

La transición no fue tan rápida, tuvieron que pasar muchísimos años para que los indígenas “aceptaran” la fe extranjera, no bastaron colegios, capillas, conventos, arte sacro, obras teatrales, la construcción de grandes iglesias sobre antiquísimos templos prehispánicos, nada era suficiente sobre todo al norte del país donde los pueblos aridoamericanos se rehusaron siquiera a convivir con los sacerdotes.

 

Deidades prehispánicas por santos católicos

Tuvieron que nacer nuevas generaciones que desconocieran por completo a las antiguas deidades prehispánicas y tomaran sin tanto “pero” las nuevas danzas dedicadas a los santos, pareciera que la mejor de las estrategias fue el sincretismo, una osada mezcla y sustitución de ritos y personajes sagrados que sirvió más en unas poblaciones que otras.

Sustituir a las deidades prehispánicas por los santos católicos cerró la gran brecha entre ambas creencias, el uso de imágenes y figuras permitió la comunicación, hasta cierto punto, pues definitivamente no se podía sustituir a cada una de las deidades prehispánicas, así tomaron las más importantes y cuyos mitos coincidieran con los relatos descriptivos de las figuras cristianas.

Todas las coincidencias entre santos y deidades prehispánicas se combinaron para crear nuevas imágenes católicas híbridas y otras tantas que definitivamente sustituyeron antiguas creencias, aquí te dejamos los 3 ejemplos más contundentes.

 

Quetzalcóatl por Jesucristo 

Las semejanzas entre la serpiente emplumada y el mesías judío son más de las que podríamos imaginar, ambos son profetas, ambos transmitieron la sabiduría para vivir en equilibrio o en el camino del bien, ambos son creadores de vida, el “Señor”, ambos prometieron regresar y, por si fuera poco, Quetzalcóatl se describió como un hombre blanco barbado. Ambos son la deidad principal que existió antes de todo, que amaron a la humanidad, ambos resucitaron, ambos presentan dos facetas, como hombre y como Dios ¿coincidencias?

No podríamos dejar de notar que Quetzalcóatl también guarda semejanza con la mismísima “Estrella de la mañana”, Lucifer. El mito de la serpiente emplumada narra que él mismo se hizo arder y sus cenizas se convirtieron en el lucero del alba, por eso se le llama también el que domina en la aurora”. Aunque también se dice que Huitzilopochtli fue relacionado con la figura de Satanás.  

 

Tonantzin por la Virgen de Guadalupe

La dadora de vida, la gran señora venerada en el cerro del Tepeyac por grandes peregrinaciones, Tonantzin, la diosa de la fertilidad, fue desplazada por completo por la virgen morena, Guadalupe, a quien construyeron su templo sobre las ruinas de la antigua diosa nahua a quien también llamaban Coatlaxopeuh, “nuestra señora”, de quien decían surgía de la luz como águila de fuego, aspecto que hicieron coincidir con el resplandor que se ve en la representación de la guadalupana. La destrucción del templo de Tonantzin fue un acto radical y desesperado por parte de los religiosos quienes notaron de inmediato la gran devoción a la deidad hecho registrado por Fray Bernardino de Sahagún.

 

Tláloc por el Niñopan

Uno de los mejores ejemplos de que el sincretismo de deidades se logró más en algunos lugares, lo vemos con el Niñopan que en Xochimilco tomó con mucha fuerza la presencia de Tlaloc quien ha sido olvidado por completo por esta imagen del niño Jesús alrededor de la cual se creó una fuerte cultura religiosa, económica y social en el lugar de las trajineras.

Su nombre es una mezcla de ambas lenguas, niño en español y pan, lugar en náhuatl, que juntos se traducen como el niño del pueblo, que nació en el año 1573 para sustituir una talla de Tlaloc, la leyenda dice que dentro de la figura del Niñopan se colocó una talla de la deidad de la lluvia para tratar de convencer a los locales de adorar a la figura católica que hoy es reconocida como muy milagrosa.

 

San Juan Bautista por Tezcatlipoca

Además de los anteriores, hay otros ejemplos como San Juan Bautista, que tomó el lugar de Tezcatlipoca, por ser ambos jóvenes y vírgenes, el cambio comenzó nombrando a la deidad de la noche San Juan Telpochtli, para luego terminar reconocido como el Bautista. El cambio era urgente pues Fray Toribio de Benavente clasificó a Tezcatlipoca como el demonio mayor.

Otro de los santos que es sumamente adorado en nuestros días es el Cristo de Chalma, quien sustituyo la figura de Oxtotéotl, el señor de la cueva, muy venerado por los pueblos originarios de la región y a quien se ofrecían sacrificios humanos, danzas y ofrendas; otro gran peligro para fe católica que debía ser erradicado conforme a los dictámenes de la santa iglesia.

La gran aversión a la idolatría durante ese tiempo provenía de textos religiosos como el Tratado de hechicerías y sortilegios escrito en 1553, que partió del estudio hecho por el sacerdote franciscano Andrés de Olmos sobre las costumbres de los indígenas en 1533.

Para esos días en el antiguo mundo ya se habían llevado a cabo campañas de “extirpación de la brujería”, razón por la que todas las ordenes llegadas al nuevo mundo apresuraron sus esfuerzos para terminar con la adoración a esos “raros” seres que tanta devoción despertaban en los nativos.