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Siempre vale la pena renovar la vida y obra de una artista tan actual como Nahui Olin.
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La vida de María del Carmen Mondragón Valseca, mejor conocida como Nahui Olin, está siendo reexaminada y revalorada en su participación en el arte del siglo XX. Esto se ha visto en las biografías recientes, exhibiciones y el reciente interés de los coleccionistas de arte, la película sobre la vida de Olin, su independencia feminista, expresión sexual y las conversaciones actuales de las mujeres y cómo liberarse.
Mondragón Valseca (1893-1978) fue una pintora, poeta, musa mexicana, trasgresora y activista. De hecho, en 1935 fundó la Liga Feminista de Lucha contra la Drogadicción, además de que siempre abogó por el voto femenino, la igualdad de género, el acceso laboral con apoyo a la maternidad, el derecho a la tierra propia y la integración de las mujeres indígenas y el acceso a la educación por género fueron temas de gran relevancia y por los que luchó Nahui.
Sus cuadros reflejan el típico paisaje mexicano y otros plasman el erotismo y la exploración de la sexualidad. El uso de su cuerpo como vehículo de expresión la llevó a otro nivel e incluso podría considerarse como una de las pioneras del performance, ya que muchas de las poses que realizó en 1927 fueron vistas años después por artistas futuristas italianos.
Se caracterizó por su intensa belleza, sus ojos verdes, cabello dorado y una mirada envolvente. Olin vivió con su amante, el Dr. Atl, en un monasterio en la década de 1920. Ella fue una joven divorciada, posó desnuda para artistas como Diego Rivera, Edward Weston y Antonio Garduño; miestras que Dr. Atl fue un hombre mucho mayor, activista, erudito y vulcanólogo. Ambos miembros de la Unión Revolucionaria de Obreros, Técnicos, Pintores, Escultores y Similares, una escuela de artistas que trabajan para forjar una nueva identidad nacional después de la revolución mexicana.
En CDMX se sumergió en la vida artística del país, donde resaltó por sus ideas de avanzada y su actitud provocadora. Convivió con personajes como José Vasconcelos, Frida Kahlo, Xavier Villaurrutia, Dolores del Río, Guadalupe Marín, Tereza Montoya, Tina Modotti, María Izquierdo, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Lupe Vélez y Salvador Novo.
Olin formó parte de ese grupo de mujeres que durante las décadas de 1920 y 1930 produjeron uno de los períodos más activos de la cultura y el arte en México, y a las que Elena Poniatowska bautizó como “Las siete cabritas”.
Olin nació en Tacubaya y fue la hija de un diplomático, el general Manuel Mondrágon, quien diseñó el primer rifle semiautomático de México y que vendía en Europa. Por diversas razones, la familia se exilió a Europa. En 1913, Mondrágon se casó con Manuel Rodríguez Lozano, una figura del muralismo mexicano. Se mudaron a París donde conocieron a Matisse y Picasso, a André Salmon y Jean Cocteau.
Fue en 1922, ya casada con Dr. Atl, quien por cierto le dio el nombre de Nahui Olin, cuando publicó su primer libro de poesía, Óptica cerebral:
Mi espíritu y mi cuerpo están siempre locos de sed
de estos nuevos mundos
que voy creando sin fin,
y de las cosas
y de los elementos,
y de los seres,
que tienen siempre nuevas fases
bajo la influencia
de mi espíritu y mi cuerpo . que siempre están locos de sed;
sed insaciable de inquietud creativa….
“Sed insaciable”
Olin siempre se defendió e incluso atacó al machismo de la época. Nunca mostró culpa por su modelaje desnudo o su sexualidad abierta. Dejó claro que fue una mujer libre, dedicada a la pintura, al modelaje, y enseñando arte en las escuelas públicas de la Ciudad de México. En una exhibición de sus fotografías de desnudos en 1928, se aseguró de invitar a diplomáticos, junto con artistas y miembros de la alta sociedad.
Olin conoció al caricaturista Matías Santoyo, con quien viajó a Hollywood; ahí el director Rex Ingram le ofrece aparecer en una película, pero ella no acepta porque considera que quiere explotar su imagen como símbolo sexual, argumentando que con el desnudo ella busca más una existencia estética que rompiera tabúes en cuanto al desnudo en el arte.
A los cuarenta años conoció al capitán Eugenio Agacino, quien aparece en algunos de sus cuadros. Con él viajó a Cuba, España y Francia, donde participa en una exposición y da conciertos de piano. Cuando él muere, al parecer de ingesta de marisco en mal estado o de shock anafiláctico (no está claro), Carmen Mondragón se retiró de la vida pública, dedicando más tiempo a la escritura que a la pintura. Fue entonces cuando compuso su diatriba contra la teoría de la relatividad de Einstein que tituló Energía Cósmica, un libro donde mezcla poemas, reflexiones y asertos científicos.
La Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial trajeron austeridad y miedo, y el impulso de la reforma nacional a través del arte y el radicalismo fue reemplazado por ideas más conservadoras. Olin se deprimió después de la muerte de Agacino, su amante en esos tiempos, y el envejecimiento también podría haber influido en su separación de la sociedad. Sus sobrinas dicen que todavía se veía a sí misma como una mujer joven y se maquillaba con los mismos lápices labiales y ojos ahumados que siempre había tenido.
Fue esta época una de las más fructíferas de Nahui Olin, quien a su labor creativa sumó su actividad como modelo para grandes figuras, como Diego Rivera, quien la inmortalizó en el mural La creación, donde aparece como Erato, la musa de la poesía erótica; también posó para Jean Charlot y realizó desnudos para los fotógrafos Edward Weston y Antonio Garduño, quienes no sólo capturaron la sensualidad de su figura y sus enigmáticos ojos verdes, sino que también asoma en sus imágenes la actitud rebelde y transgresora de una mujer que, como tantas otras figuras legendarias, quedó envuelta en el mito y la leyenda.
En la etapa final de su vida, Nahui Olin se desempeñó como maestra de pintura en una escuela del ahora INBAL; gustaba comer en el Casino Español, gastaba en algunas joyas y otros artículos de lujo, contrariamente al mito que se ha creado en torno suyo como alguien que vivió sus últimos años en medio de la pobreza.
