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Arqueólogos dan a conocer nuevos datos sobre el juego de pelota
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El juego de pelota tiene un origen un tanto desconocido, pero sigue siendo uno de los rasgos más característicos de la civilización mesoamericana, una región que abarcó Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador y México. Aunque se le llama “juego de pelota” el pok ta pok no era un juego deportivo, sino un ritual de gran importancia política y religiosa que simbolizaba la regeneración de la vida y servía para garantizar el orden cósmico.
Importancia del Juego de Pelota en Oaxaca
En Oaxaca se han dado descubrimientos importantes de canchas de juego de pelota. El primero es el yacimiento de Etlalongo, en las montañas de Oaxaca, tierras altas de México, sitúa dos canchas de juego de pelota siendo la más antigua de 1374 a.C., 800 años antes de lo que se pensaba la existencia del primer campo de juego conocido en esta zona.
Fueron los arqueólogos Jeffrey Blomster y Victor Chávez, de la Universidad George Washington, en Estados Unidos, quienes recién han publicado los resultados de su investigación en la revista Science Advances, aunque fueron autores del descubrimiento en 2015.
#GWU researchers Jeffrey Blomster and Víctor Salazar Chávez discovered a ballgame court in Mexico dating back 3,400 years https://t.co/A9e1mASUHa
— GW Research (@GW_OVPR) March 16, 2020
Se creía que el origen de este ritual era más tardío debido al caucho utilizado en algunas bolas aztecas (que simbolizaban el Sol) pero los análisis químicos de este material mostraron que había sido extraído de un árbol, la Castilla elastica, que se asociaba a las llanuras del sur de Mesoamérica.
Pero las canchas descubiertas en Etlatongo, así como el hallazgo en ellas de algunas imágenes de jugadores (parecidas a las de San Lorenzo) sugieren un nuevo paradigma, ya que la cancha de juego de pelota más antigua conocida hasta la fecha es la que se encuentra en Paso de la Amada, en las tierras bajas costeras del sur de Chiapas (México), datada hacia 1650 a.C. mientras que en las tierras altas, se creyó que surgieron un siglo después. El hallazgo de Etlatongo parece indicar que no fue así.
Son casi mil años lo que separa a las canchas de juego de pelota de Paso de la Amada y Etlatongo. Blomster y Chávez esperan otros descubrimientos de nuevas canchas de juego de pelota en ambas zonas ayuden a esclarecer el origen y desarrollo de uno de los rituales más emblemáticos de estas culturas.