Una de las preparaciones más destacadas en el mundo gastronómico mexicano son las salsas, las cuales se remontan a las civilizaciones prehispánicas, donde culturas como los mayas y aztecas utilizaban ingredientes como chiles, jitomates, aguacates y hierbas para preparar diversas mezclas. Estas salsas no solo añadían sabor a los platillos, sino que también tenían usos rituales y medicinales.
Tras pasar algunos años y con la llegada de los españoles en el siglo XVI, se introdujeron nuevos ingredientes como la cebolla, ajo y especies europeas que se incorporaron a las recetas tradicionales de las salsas. Estas combinaciones provocaron que nacieran platillos emblemáticos como lo es el mole.
A lo largo de los siglos, las salsas mexicanas han evolucionado y se han diversificado según cada región. Desde la salsa verde y roja hasta el pico de gallo y la salsa macha, cada variedad tiene su propia preparación y nivel de picante. Gracias a esto, Taste Atlas calificó esta preparación y ahora dio su top 3 de las mejores de la cocina nacional.
¿Cuáles son las tres mejores salsas de la cocina mexicana, de acuerdo con Taste Atlas?
Salsa macha de Veracruz
Una de estas preparaciones es la salsa macha de Veracruz, una variante regional de este condimento picante, que, preparada con chiles secos, ajo, semillas y aceite, posee una textura espesa y crujiente, con un sabor intenso y ahumado. Se suele acompañar en platillos como los mariscos y carnes para resaltar su versatilidad.
Originaria de las costas veracruzanas, esta salsa refleja una clara influencia española y africana. Su preparación varía según la zona; en algunos lugares incorporan ingredientes como el ajonjolí, cacahuate o almendras. Popular en todo México, la salsa macha de Veracruz ha trascendido fronteras y se ha convertido en un imprescindible para los amantes del picante.
Mole negro
Otra salsa importante en la cocina mexicana es el mole negro, un emblema de Oaxaca, que se caracteriza por su compleja mezcla de chiles, especias y chocolate. Otros ingredientes que incluyen son el chile chilhuacle negro, ajonjolí, almendras y plátano macho, que se preparan hasta tener una textura espesa y un sabor profundo.
Tradicionalmente, el mole negro se sirve con guajolote o pollo en celebraciones importantes como bodas y fiestas patronales. Su elaboración es tan extensa que podría tardar horas o días, debido a que requiere paciencia y una técnica especial para equilibrar lo dulce, picante y ahumado.
Mole poblano
Por último, y no menos importante, es el mole poblano. Originaria de Puebla, su preparación combina una variedad de chiles secos como mulato, pasilla y ancho con especias, almendras, plátano, ajonjolí y chocolate. Es ideal para acompañar guajolote o pollo, debido a su textura espesa y sabor equilibrado entre lo dulce y picante.
Algunas versiones aseguran que el mole poblano fue creado por monjas en el convento de Santa Rosa en el siglo XVII, mezclando ingredientes locales junto con algunos traídos de Europa. Desde entonces, esta salsa ha sido un platillo tradicional en importantes celebraciones, siendo un ícono de la gastronomía mexicana.
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