El sistema solar alberga ocho planetas y cinco planetas enanos, entre ellos Plutón. Sin embargo, un grupo de astrónomos aún sostiene que hay probabilidades de la existencia del Planeta Nueve, 10 veces más masivo que la Tierra y ubicado más allá de Neptuno. La propuesta lleva una década de haber sido presentada, pero, a pesar de los múltiples esfuerzos para confirmarla, todavía no han encontrado evidencia concluyente que dé constancia de su presencia.
Un reciente estudio, desarrollado por astrónomos de Taiwán, Japón y Australia, y en espera de ser publicado en la revista Publicactions of the Astronomical Society of Australia, reporta nuevos indicios sobre ese Planeta Nueve, obtenidos mediante un archivo de imágenes infrarrojas del firmamento.
Analizando las bases de datos de las exploraciones IRAS y AKARI, realizadas por satélites con 23 años de diferencia, los investigadores identificaron posibles candidatos a planetas, aunque son señales demasiado diminutas como para transformar hoy nuestra concepción del sistema solar.
Se busca Planeta Nueve
Los científicos hallaron dos fuentes de luz muy débiles ubicadas a 500 y 700 unidades astronómicas (una UA equivale a la distancia que separa al Sol de la Tierra). Con base en sus cálculos, los supuestos cuerpos responsables de esa radiación deberían tener entre siete y 17 masas terrestres. Además, al comparar las dos observaciones, separadas por décadas, notaron que los objetos presentan un movimiento muy lento.
La primera información de las fuentes de luz concuerda con las teorías previas sobre la existencia de un planeta desconocido en los límites del sistema solar, aunque dista de la predicción original del Planeta Nueve.
El equipo acepta que estas observaciones no son pruebas concluyentes para confirmar la presencia de un nuevo planeta más allá de Neptuno. Sin embargo, aseguran que, con más observaciones, se podrá determinar con exactitud su orbita, lo que permitiría analizar su influencia en el movimiento de asteroides y cometas.
Dudas en la comunidad científica
La comunidad científica no está segura de que los datos de este nuevo estudio indique la presencia del tan buscado noveno planeta. Se decantan por ruido cósmico, el reflejo de una galaxia muy lejana o un asteroide.
Originalmente, la idea del cuerpo extra surgió a partir del estudio de orbitas de objetos en el cinturón de Kuiper, una región en el espacio llena de rocas congeladas. En 2016, un equipo independiente de astrónomos estimó que en la zona transneptuniana del sistema solar debería haber un cuerpo lo suficientemente grande como para alterar las órbitas de los objetos del cinturón.
Los nuevos resultados no señalan a ese mismo cuerpo de 2016, sino a otro. Este es el punto más controversial de la investigación. Si realmente hay otro planeta igual de grande y con la órbita que sugieren las observaciones, entonces el Planeta Nueve teorizado en aquel entonces no debería existir, ya que sus órbitas se desestabilizarían. “No significa que no esté ahí, sino que no es el noveno planeta. No creo que este planeta tenga ninguno de los efectos que creemos estar observando en el sistema solar”, compartió Mike Brown, astrónomo que publicó el artículo del planeta hace casi una década, a la revista Science.
Por ahora no ha habido suerte en observar directamente al Planeta Nueve u otro posible candidato. Cualquier astrónomo sabe que los objetos en las afueras del sistema solar están lo suficientemente lejos como para que cualquier brillo que emitan se vuelva indetectable con métodos convencionales. Aún así, no pierden la esperanza. La historia de la astronomía está llena de descubrimientos que tardaron décadas en confirmarse. Con Neptuno, por ejemplo, transcurrieron 143 años desde su descubrimiento hasta su primera imagen clara.
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