Fotos: México de Ayer/ David Guerrero
Peralvillo es un barrio muy antiguo y su historia nos recuerda la importancia de atender los márgenes de la ciudad.
El barrio histórico de Peralvillo fue, durante mucho tiempo, la puerta al norte de la Ciudad de México, y se distinguía porque una Garita extensa marcaba los llanos de Peralvillo y el camino hacia la Villa de Guadalupe. Durante los dos primeros siglos del periodo colonial fue conocido como Santa Ana Atenantitech en donde todavía se encuentra una iglesia que alguna vez formó parte de Tlatelolco.
Aunque su nombre prehispánico fue Atenantitech, que significa “bordo de piedra” en náhuatl; no se tiene registro de cómo fue o porqué es que ahora se llama Peralvillo. Aunque dicha palabra, se ha asociado a pedanía; es decir, que es una entidad de carácter territorial con un nivel de autonomía de gobierno y control sobre determinados derechos, que algunas veces llega a tener representantes.
Quizá esto esté relacionado con que fue una jurisdicción de la Parcialidad de Santiago Tlatelolco, los dos primeros siglos del periodo colonial pero se mantuvo al margen de la aceptación española debido, en gran parte, por el tipo de población que vivía en la zona.
Puesto que en esta zona vivieron indígenas y mestizos que no tenían cabida en la traza española, así que desde su origen ha sido un barrio sumamente popular. La casa que todavía se encuentra en pie, por lo que es considerada la “más antigua de la colonia Peralvillo” se ubica en Wagner 46. Aunque en realidad fue construida a finales del siglo XIX, es de la única que se tiene algún registro histórico.
En realidad es una construcción colonial bastante austera, que forma parte de uno de los tres monumentos históricos de la Alcaldía Cuauhtémoc, junto con la parroquia de San Simón Tolnáhuac y el misterio de la Natividad en calzada de los misterios.
Esto también porque en 1629 llegó una gran inundación a la ciudad, que arrasó con las construcciones del barrio. La población sobreviviente fue diezmada por las epidemias y como no era una población aceptada por el Gobierno Español, no se hizo nada al respecto. Fue hasta el siglo XVIII, con la proliferación de habitantes y el auge en el consumo del pulque, que las autoridades establecen la garita o aduana; y fue colocada para cobrar impuestos al pulque que entrara a la ciudad.
De hecho, a dicha garita llegaba mucha mercancía proveniente de las haciendas pulqueras de Tlaxcala y del Valle de Apan. Esto propició el crecimiento de la zona, por lo que poco a poco se lograron establecer mesones y negocios que ofrecían diversos servicios para los arrieros y comerciantes que llegaban a la Garita.
Sobre todo, La Peralvillo es muy conocida porque se encuentra a un costado del Barrio de la Lagunilla, cerca del barrio de Tepito y de la colonia Guerrero, barrios con los que comparte mucha identidad, cultura e historia. Barrios que fueron integrados hasta después de 1820, cuando se estableció la igualdad de derechos entre peninsulares y americanos, la abolición de las parcialidades y su integración como ayuntamientos españoles.
Después de proclamada la Independencia de México, Peralvillo y los demás barrios adyacentes de la zona, fueron incorporados al Ayuntamiento de México quien se encargaría de la administración de los bienes, pueblos, propiedades y demás asuntos administrativos.
El barrio de Peralvillo experimentó el auge moderno que trajo la dictadura de Porfirio Díaz. Fueron 30 años en donde se realizaron obras hidráulicas, se establecieron fábricas e incluso se inauguró el hipódromo de Peralvillo, fundado por un grupo de socios pertenecientes a la nueva aristocracia del país y el cual sería un referente de la zona durante los siguientes veinte años hasta su cierre en 1910; una especie de “competencia del hipódromo de la Condesa”
De hecho, en 1884, el arquitecto Antonio Rivas Mercado construyó una mansión para el presidente Manuel González en Peralvillo; cerca del hipódromo y la estación de tren de Santiago Tlatelolco. Justo fueron los años de gloria que trajo el Porfiriato, pero al final de la Revolución mexicana, octubre de 1926, Peralvillo se formalizó una colonia, por el presidente Plutarco Elías Calles.
A pesar de todo, y de que Peralvillo alberga varios edificios históricos, fue excluido de la declaratoria de Centro Histórico de la Ciudad de México en 1980 y en 1987 de la declaratoria de patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Aunque hay varias casas consideradas monumentos históricos entre las que destacan la casa de Jaime Nunó y Mariano Matamoros.
Como dato curioso, en La Peralvillo, también nació Francisco Guerrero Pérez ‘El Chalequero’ considerado el primer asesino serial del que se tuvo registro en el país; que entre 1880 y 1888, desapareció alrededor de 20 sexoservidoras, de las que supuestamente pudo haber sido proxeneta, aunque no hay un registro oficial tampoco.