Condesa es un micromundo de ideas y diversidad comunitaria.
Dado que se trata de una de las colonias que adquirieron popularidad notoria en las últimas décadas, la colonia Condesa es uno de los sitios más destacados en cuanto a nuevas tendencias del arte y cultura refiere. Sin embargo, aquí sucede algo peculiar: a pesar de su insistente preocupación por convertirse en uno de esos espacios demandados por la oferta culinaria, nocturna y healthy, se trata de una de las colonias que poco ha perdido su arquitectura original, quizá lo más valioso que un barrio mexiquense puede poseer.
Sus calles están plagadas de múltiples estilos, formas y mixturas; antiguos y modernos, que la destacan por mucho como uno de los sitios más estéticos de la Ciudad de México.
A la Condesa se le debe su nombre por la Condesa de Miravalle, una familia de la alta sociedad que en 1704 pasó a tomar posesión de la “Hacienda”, que antiguamente abarcaba esta zona. Pero, no fue sino hasta principios del siglo XX cuando empezó a realizarse, para dar paso a la imponente arquitectura colonial que ahora es su emblema.
Grandes camellones, jardines, fuentes y dos míticos parques (el México y el España) fueron las primeras pinceladas que prometían convertir a este barrio en un sitio inmortal en la Ciudad de México. Y se logró, ya que hoy en día podemos pasearnos por sus calles y descubrir una serie de casonas que mucho se parecen entre sí, como si compartieran un espíritu de época hoy en día cotizado.
Una peculiaridad de esta arquitectura colonial fue sin duda los balcones; hermosos balcones de toda clase de estilos de la época que recuerdan lo importante que era para una ciudad tan bella como la nuestra el asomarse a la ventana y mirar el paisaje desde allí.
Son muchos los recintos y monumentos alucinantes que invaden la zona Condesa y que podemos visitar caminando por sus corredores. Pero, por esta ocasión, hemos decidido compartirte algunas de las fachadas con balcón más lindas que encuentras en este barrio, un recordatorio de lo importante que es mantener nuestras colonias como originalmente se edificaron, y evitar optar por su decadente modernismo:
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