Breve historia cultural del grabado y sus protagonistas en México

El grabado tiene una gran historia e importancia cultural en nuestro país.

 

El grabado es el tipo de impresión más antiguo en el mundo, hasta donde se conoce. La técnica fue desarrollada en China, en el siglo VIII de nuestra era para reproducir escrituras budistas .Después de doscientos años de práctica, el grabado demostró su importancia revolucionaria, cambiando la cultura de aquel país e incrementando considerablemente el número de personas que sabían leer y escribir.

El grabado en Europa surge hasta el siglo XV, convirtiéndose en el único método para reproducir ilustraciones, apareciendo entonces en libros y sustituyendo a los manuscritos iluminados. Albrecht Dürer y Giovanni Benedetto Castiglione, fueron los que dieron a conocer esta práctica y que la estampa alcanzó gran madurez y nuevas técnicas como la aguatinta, litografía y monotipo, entre otras.

 

 

En 1826 el conde italiano Claudio Linati introdujo a nuestro país la técnica de la litografía. Cuando el grabado llega a México, donde se separaría y distinguiría de lo hecho hasta entonces y empezó a vivir una vida propia como el país mismo. Los primeros ejemplos de grabadores desarrollados en México tenemos a Joaquín Heredia y Plácido Blanco, quienes en sus caricaturas ilustraban artículos del Gallo Pitagórico, atacando al régimen de Santa Anna.

En el México de finales del siglo XIX, la crítica social se pudo hacer gracias a las estampas satíricas generó un enorme potencial de imágenes donde la gráfica como denuncia se manifestó en una realidad mordaz, sarcástica y punzante… El cartel callejero como medio de denuncia dio la voz al pueblo y trastocó la palabra mediante el grito.

 

 

 

El grabado quería mostrar en realidad la gráfica producida después de la Revolución, aunque esté el antecedente inmediato del gran grabador que fue Posada. En ese entonces se empieza a producir grabado en madera, que no se había producido en más de medio siglo, y litografía con un propósito de producción artística. El grabado pretende mostrar quiénes somos, y hay una búsqueda de los artistas de la identidad, esta nueva identidad industrial, progresista, pero también con la realidad de la pobreza y del atraso. Se ven contrastes         

Pero fue en 1895 que José Guadalupe Posada hizo del grabado en zinc un arte, ya que el medio se prestaba a una mayor rapidez de ejecución. Posadas fue quien en la época configuró toda una estética en todo el país. Fue la Revolución Mexicana donde se impuso un estilo diferente, así como un nuevo contenido ideológico. Esta nueva visión artística se caracterizó por una militancia activa y la formación de una conciencia política y nacionalista.

 

 

 

Ángel Zamarripa retrata a uno de los líderes del movimiento armado: Emiliano Zapata. En 1921 llegó a México el artista francés Jean Charlot, cuya obra impulsó a un gran número de artistas mexicanos en el arte del grabado; durante ese mismo año, surgió la revista El Sembrador donde colaboraron con sus grabados artistas como Ramón Alva de la Canal, Ezequiel Negrete, Leopoldo Méndez, Gabriel Fernández Ledesma y Fernando Díaz de León.

Por iniciativa de José Vasconcelos en 1924, se organizó la Feria del Libro en el Palacio de Minería, donde se mostraron por primera vez grabados en madera hechos por Gabriel Fernández Ledesma y grabados en linóleo de Francisco Díaz de León.

 

 

 

En 1928 el movimiento ¡30-30! fue un órgano de grabadores y para 1934 vio el surgimiento de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), en medio de un clima de intenso nacionalismo y gran interés de las ideas socialistas. El Taller de Gráfica Popular, creado en 1937 por iniciativa de Leopoldo Méndez, Pablo O´Higgins y Luis Arenal, fue otro impulso importante. La idea principal del taller fue introducir en las artes gráficas un contenido popular y hacerlas de nuevo asequibles a las masas.

En 1947 el grabado recibió un fuerte estímulo con la fundación de la Sociedad Mexicana de Grabadores, cuyo propósito principal era difundir este tipo de arte. Esta forma de expresión ha permanecido vigente hasta nuestros días, incluso ha recibido nuevos impulsos, especialmente en el año de 1967 cuando se creó el grupo “Nuevos Grabadores” como una necesidad de darle al grabado una característica más acorde con las condiciones del momento.

 

 

 

Hoy en día, como en el siglo XIX, el grabado en México sigue siendo una mano izquierda levantada y empuñada con indignación, y un símbolo de las luchas sociales. En el grabado se representa el campo con sus magueyes y paisajes campiranos, pero también árido y en la miseria; sus campesinos raquíticos y hasta cadavéricos; obreros que sostuvieron con su trabajo el desarrollo industrial del país sin obtener los beneficios que contribuyeran a elevar su nivel de vida.

El grabado sigue denunciando a las prostitutas orilladas a vivir de su cuerpo; la burguesía representada con el buen vestir y las cenas de gala. El enterno de la industrialización y el progreso, las luchas sindicales, los movimientos sociales, la modernización de la ciudad, su suntuosidad y cómo se convierte en una capital de nivel mundial, están los vicios y los perdiciones que conlleva esta misma suntuosidad a la que están expuestas las personas.

 

 

 

Foto de Portada Artemio Rodriguez