Atendiendo a algunos análisis de los modelos de comunidad que ideó el obispo Vasco Vázquez de Quiroga en la Nueva España, el nombre de Santa Fe nació de la utopía de Tomás Moro.
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Santa Fe fue durante la época colonial un área dedicada al pastoreo y a las actividades mineras, principalmente de arena. Se dividió en los pueblos de Santa Fe, Santa Lucia, San Mateo Tlaltenango y San Pedro Cuajimalpa. Atravesando el pueblo, se veía correr el camino Real a Toluca que fue el primer camino de cuota de la Nueva España (se sabe que iniciaba en Tacubaya, pasaba por Santa Fe por el camino hoy llamado Vasco de Quiroga, y continuaba por la avenida de 23 de septiembre en el Contadero, donde en la actualidad se encontraba la caseta de cobro).
Se le nombró así en honor al “hospital de Santa Fe” de Vasco Vázquez de Quiroga, primer obispo de Michoacán y quien habría de crear, bajo su propio sueldo, este hospital. Cabe destacar que en la antigüedad (especialmente en la Edad Media), un hospital no simplemente trataba enfermos, sino que era un “todo”; una especie de asilo, de comunidad para los pobres, una institución caritativa y una obra pía. En estos hospitales se trataba y daba educación a los más pobres y se daba un hogar a todo peregrino.
Al arribar a la Nueva España, enviado como oidor de la Segunda Audiencia de México, Vasco de Quiroga encuentra al “Nuevo Mundo” como un terrible y la rentable desastre. Mirar tantos indígenas pobres y en condiciones realmente insalubres lo orilló a tomar una decisión, sin duda la más arriesgada de su vida: si ésta, la Nueva España, vivía en un imperio perfecto, por qué no devolver ese espíritu a través de la caridad. Fue así que decidió poner en marcha la ficción de Tomas Moro: Utopía.
Así, con el tiempo el hospital se fue llamando “pueblo” (pueblo de Santa Fe) y desde 1532 –fecha en que Quiroga formó el primer hospital-pueblo de Santa Fe de los Altos– comenzaron a expandirse y a formar congregaciones enteras de familias. Entonces los hospitales se volvieron comunidades, en su mayoría provenientes de un mismo linaje heredado por la parte paterna (los purépechas, por ejemplo) y organizados bajo una serie de Reglas y Ordenanzas, creadas por Quiroga.
Algunas de estas reglas nos muestran la idea que Quiroga tenia en mente sobre el concepto de Utopía y cómo fue el proceso de crecimiento; según apuntes antes del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana, “Los padres debían velar por los matrimonios de sus hijos con las hijas de otras familias del mismo pueblo-hospital, o en su defecto con las hijas de la gente pobre del vecindario. Los hombres se consideraban casaderos a los catorce años y las mujeres a los doce. En cada familia extensa, todos sus miembros estaban obligados a obedecer al abuelo más viejo; las esposas debían obedecer a sus maridos, y los niños debían servir y obedecer a sus padres, abuelos y bisabuelos; así se evitaba la necesidad de utilizar criados o sirvientes ajenos a la propia familia.”
Se dice que en Santa Fe estuvo ubicada ese famoso pueblo utópico, que la apabullante ciudad de hoy en día creció de las cenizas de un intento de esta esperanzada ficción. Y aunque no se tiene la certeza de en qué parte se halló exactamente (puesto que Santa Fe es muy grande), hoy en día podríamos imaginarnos en donde se hallaba.
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