Aurelio Atayde García Bellini fue el mejor payaso de México que se encargó de inmortalizar el Circo Atayde.
En los últimos días, México ha sido testigo de una creciente broma de payasos terroríficos que se divierten asustando; principalmente en Mérida, Puebla, Ecatepec, Guanajuato, Morelos, Hidalgo Mexicali, Monclova, Sonora, e Hidalgo. Esto ha afectado, de por sí, la pobre imagen de los payasos. Pese a ello, han existido personajes clownescos que han puesto en alto su imagen e identidad, como fue el caso de Bellini.
No se puede incluso hablar del circo mexicano sin considerar a Bellini, aquel personaje que se convirtió en la principal imagen del tradicional circo Atayde. De orígenes venezolanos, Aurelio Atayde García Bellini, se convirtió en uno de los principales payasos del país. Incluso Juan Pablo Cruz, escritor para Archivo Tomás Montero, lo describe como “un payaso estupendo: siempre acompañado –hasta el final de su carrera– por su perra de trapo. Se trataba de un tipo con un buen sentido del humor, a pesar de su seriedad: usaba bigote y tenía fama de galán de cine.”
Su historia es de una juventud cargada de acrobacias y comedias, así como adrenalina en las barras y trapecios leotares. Su constante práctica lo convirtió en uno de los cómicos más importantes de su época. Entre él y su grupo de payasos, don Leandro del Castillo Pirrin, Carlos Verdoni Pelele, Paquin, Yoyito, Pelusa y Farolito, entre otros, se posicionaron como elementos indispensables para el humor mexicano e inclusive para la transformación escénica de la sensibilidad artística.
Bellini se volvió famoso por sus clásicas entradas al escenario, acompañado de personajes de trapo y cartón, gallinas, pelotón y canarios. A lo largo de su performance, la transformación y la magia fueron parte de su encanto; principalmente durante su presencia en Frank Brown International Circus, en donde se convirtió en una figura fundamental en la década de los 70. Inclusive, la prensa extranjera nombró a Bellini como el mejor payado de México, quien falleció el 14 de octubre del 2001 a sus 72 años.
Para Tomás Montero Torres, fotoperiodista nacido en 1913, se trató de una oportunidad de capturar aquellos momentos de magia y comedia que Bellini se encargaba de realizar para hipnotizar a su público. Te compartimos su magia:
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