101 años de la muerte de Victoriano Huerta

Ocupó la presidencia de manera ilegítima tras ordenar el asesinato de Francisco I. Madero.

Esta semana, específicamente el 13 de enero, se cumplen 101 años de la muerte de Victoriano Huerta (1850-1916). Nacido en Colotlán, Jalisco, José Victoriano Huerta Márquez estudió en el Colegio Militar de Chapultepec donde se dice que fue un alumno destacado.

Tanto así, que el mismo presidente de la República, don Benito Juárez, en una visita que hizo al colegio lo felicitó y le dijo: “de los indios que se educan como usted, la patria espera mucho”, y en efecto, Huerta no sería olvidado por la historia.

Gracias a su talento y perseverancia Huerta alcanzó el grado de Coronel. Ya para finales del siglo XIX, Victoriano comenzaría un largo camino de intensos combates para detener las rebeliones indígenas. Tras concluir con éxito varias de estas campañas, se le concedió la medalla al mérito militar y el grado de General Brigadier, además fue nombrado miembro de la Suprema Corte Militar de la Nación.

Por cuestiones de salud se retiró de la vida militar durante un tiempo, y se dedicó a la enseñanza de matemáticas. Sin embargo, al estallar la revolución convocada por Francisco I. Madero, Huerta solicitó su reincorporación a las filas militares y asumió el mando de la represión de los zapatistas en Morelos y Guerrero. Se dice que con una mezcla de violencia y brutalidad rara vez vista.

Entre el 9 y el 19 de febrero de 1913 estalló la llamada Decena Trágica. Tras asaltar una penitenciaría y liberar al general Félix Díaz, Victoriano Huerta, que tenía perfectamente planeada su estrategia y había fingido estar a favor de la presidencia en turno sólo para que lo nombraran Comandante Militar de la Ciudad de México, se unió a los sublevados en contra de Madero y Pino Suárez, y con el pretexto de protegerlos los mandó a detener y los convenció de renunciar a sus cargos a cambio de garantizarles salir de la capital con vida. Acto seguido, Pedro Lascuráin asumió la presidencia por 45 minutos, sólo para cedérsela a Huerta, quien instaló una dictadura militar de proporciones desorbitantes. El 22 de febrero Huerta mandó matar a Madero y Pino Suárez.

Su corta presidencia estuvo caracterizada por constantes errores, uno muy importante fue atacar a los intereses norteamericanos, osadía que concluyó en la ocupación gringa en Veracruz.

A este fracaso se le sumó: la derrota de sus federales en Zacatecas, a manos de su enemigo Pancho Villa, el asesinato de varios diputados y su decisión de disolver el Congreso de la Unión– Todas estas pifias lograron que Huerta ganara muchos enemigos, entre ellos Venustiano Carranza que formó el ejército constitucionalista que acabaría derrotándolo. Finalmente Huerta entregaría su renuncia y se exiliaría.

Se dice que cuando salió de la Cámara de Diputados, el día que su renuncia fue aprobada, fue abucheado por un grupo de manifestantes, e iracundo les gritó: “ya no ladro, pero todavía muerdo, hijos de la…”, lo que los hizo desbandarse.

Murió encarcelado en El Paso, Texas el 13 de enero de 1916 a causa de una grave cirrosis hepática provocada por su bebida predilecta: el coñac.