Maximiliano Götzen-Iturbide Franceschi vive exiliado en el extranjero junto a su familia y no tiene interés en reclamar “el trono”.
En 1864, debido a la intervención francesa y las repercusiones que ésta tuvo se dio la llegada del segundo emperador que tendría México: Maximiliano de Habsburgo, el cual vendría con su esposa María Carlota de Bélgica. No obstante, debido a la supuesta esterilidad de Carlota y a los rumores de la impotencia de Maximiliano se tomaron cartas en el asunto y adoptaron a dos nietos de Agustín de Iturbide, primer emperador de México. Esto con el fin de asegurar un sucesor del Imperio mexicano y crear un sólo linaje monárquico.
Los dos adoptados fueron Agustín de Iturbide y Green y Salvador de Iturbide y Marzán. Mientras Agustín era cuidado por su tía Josefa, Salvador sobresalía en la academia francesa a la que él había sido inscrito. Sin embargo, la presión social y militar que ejercía Juárez, hizo que en 1866 regresaran con su familia y el Imperio terminó con el fusilamiento de Maximiliano un año después.
Luego el “linaje real” continuaría en el exilio con la hija de Salvador, María Josefa de Iturbide y Marzán, quien se casaría con el barón Johann Nepomuk Tunkl, quienes murieron en un campo de concentración acusados de comunistas en 1949, no sin antes pasar el título a su hija María Ana Tunkl-Iturbide, que a su vez falleció soltera en 1999.
La cosa no terminaría con la muerte de María Ana. Todo recaería en el hijo de su hermana Gisela, quien se casó con el conde Gustavo von Götzen, su sobrino el conde Maximiliano Götzen-Iturbide, millonario empresario, que vive en Australia junto a su esposa María Anna de Franceschi y sus dos hijos: Fernando Leopoldo y Emanuela.
El conde Maximiliano Gotzén-Iturbide ha sido jefe de la Casa Imperial durante una década, nunca se ha desempeñado como político y no tiene ningún interés en la –inexistente– corona mexicana, sin embargo, eso no quitó que el Papa Benedicto XVI en 2011 lo recibiera en el vaticano como el “legítimo heredero al trono mexicano”.
Cabe destacar que el título al trono de México es meramente histórico e inclusive si la familia Gotzén-Iturbide llegara al país se les daría un trato normal ya que el artículo 12 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos menciona que en el territorio nacional “no se concederán títulos de nobleza, ni prerrogativas y honores hereditarios, ni se dará efecto alguno a los otorgados por cualquier otro país”.
Autor: Alejandro Nájera.
