Por estos parajes, se fabricó el legendario penacho de Moctezuma…
Antes de que la colonia Country Club fuera lo que es hoy, el terreno que lo constituía era llamado “El Ranchito”. Se trataba de una zona atractiva, no solo por la vegetación que abrazaba sus parajes, sino por su envidiable ubicación. Estaba lejos del centro de la ciudad, pero al mismo tiempo conectada por el Río Churubusco.
El topónimo del barrio se debe al México Country Club, punto de encuentro para golfistas que nació en lo que fuera una granja lechera a principios del siglo XX. Sin embargo, tras estallar la Revolución, el lugar fue tomado por los zapatistas. Se volvió a rescatar años más tarde, y todavía sigue con servicio de restaurante.
El tranvía, sin duda, marcó un parteaguas en toda la capital. En esta colonia significó el inicio de su urbanización hacia los años 40. Cuentan las crónicas que el trayecto desde el centro de la urbe hasta la estación de Calzada de Tlalpan era de aproximadamente 40 minutos. Actualmente, una parte de este sitio se mantiene incólume, y funge como sede del Museo del Ejército y la Fuerza Área.
Un monumento icónico de este barrio es el del General Anaya, que primeramente adornaba la Calzada de Tlalpan. Más tarde se colocó en la explanada del Exconvento de Churubusco, donde se erige hoy día.
El Parque La Pagoda también es un ícono de la colonia, pues fue el primero en inaugurarse en Country Club. Data de 1942, y es un espacio japonés que cuenta con puentes, lagos, peces y piedras. En realidad, su nombre oficial es Parque Masayoshi Ohira, se bautizó así después de la visita del primer ministro japonés a la ciudad en 1980.
Después de la Segunda Guerra Mundial se construyeron los afamados Estudios Churubusco, durante el auge de la Época de Oro del cine mexicano. Este lugar estaba lleno de calles, terrenos y edificios que eran idóneos para filmar cintas como, por ejemplo, ¡A toda máquina! de Ismael Rodríguez. Pronto varios actores comenzaron a construir sus grandes casonas en la colonia.
Cabe mencionar, que en esta zona también estaba el primer inmueble que albergó la Cineteca Nacional. Lamentablemente éste se incendió en 1982, y las llamas se llevaron buena parte de la memoria del séptimo arte nacional.
Aunque no muy antigua, la colonia Country Club ha sido testigo de diversos hitos para la capital. Penachos indígenas, el club más longevo de su tipo en México, carteles revolucionarios, parques japoneses y estudios de cine son solo algunos de los sucesos que este barrio ha visto pasar entre sus calles. Y lo mejor es que aún se define como una zona tranquila y disfrutable. No dejes de visitar esta zona para empaparte de un poco de historia e identidad capitalina.
Imágenes: Canal Once.
